XII. Diligitis

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Los besos se volvieron tan rutinarios como lo era el comer.


Y los absurdos juegos de quién sucumbía al placer antes que el otro seguían sin darles un alto.



Era divertido, claro que lo era. Pero también doloroso.


Me lo negaba muchas veces, pero terminé hartándome de mi terquedad.


Y la realidad, por tanto que se desee que fuera un sueño, hay que aceptarla.




Y la realidad es que comienzo a amar a Bill.



No de la forma que amo a mi hermana o a mis tíos, he de recalcar. 



Lo amo de una forma tan diferente a ellos, una forma más profunda y misteriosa, que no comprendo en lo más mínimo.



Ya no era sólo deseo carnal. Era amar sus gestos, sus palabras, hasta sus insultos a todo lo que no le parecía.



Me negué tanto amarlo, repitiéndome que podría ir a la horca por esto.



Pero me reprochaba en seguida. Odiaba pensar como mis tíos, y era lo que estaba haciendo. No es pecado por el cual colgar en la horca el amar.


Pero sigo negando a amarlo. Somos nuestro consuelo, pero eso no significa amarnos mutuamente de esta forma.



Yo lo amo, pero él sólo me ve como alguien en quien apoyarse. O al menos eso es lo que me ha hecho entender.



Pero no importa cuanta esperanza tenga en pensar la probabilidad real de que me ama. Porque es obvio, nuestros sentimientos no son recíprocos.




He vivido fingiendo, puedo hacerlo con Bill. Puedo fingir no amarlo.





Estaba sobre Bill, quien me abrazaba de las caderas. Acariciaba sus cabellos de oro, mientras mordía sus labios.

Acaricié su lengua con la mía. Me pegaba más a él, y sentía mis latidos traspasar mi ropa.


- Tengo que irme, Bill- susurré, separándome de él. Gruñó y me mantuvo abrazado.

- ¿Y si finges enfermar?- preguntó y yo reí.

~~ Cacería de Brujas  ~~ [Billdip AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora