El monstruo y la princesa
Por NicoAkira
Traducción por Kathwriter
Una vez, hace muchísimo tiempo, vivió un hermoso monstruo.
¿Y eso qué es? ¿Una hermosa princesa? No, no es de eso sobre lo que trata esta historia. Esta es la historia del hermoso monstruo... ¿Cómo puede un monstruo ser hermoso? Bueno, ya lo verás.
Ahora bien, por supuesto que hay una princesa en esta historia, la feroz princesa de Dulador. El reino de Dulador era un lugar curioso, tallado entre las montañas de Kesh. Estoy seguro de que puedes imaginar los altos arcos, los caminos serpenteantes, los incontables pisos llenos de puertas y ventanas... Se le conocía como la ciudad vertical.
Al pie de las montañas, sin embargo, se encontraba el bosque oscuro de Ulbar, y este estaba repleto de criaturas retorcidas que no dudarían en atacar a los pobres viajeros. De hecho, solían salir de los lindes del bosques para ¡Atacar la ciudad en sí misma!, pero cada vez que eso ocurría la princesa feroz desenvainaba su espada y corría para enfrentarlos. Llegó al punto de que lo única que ella necesitaba era aparecer y soltar su grito de batalla -no, no haré la demostración sería muy ruidoso y ya es muy tarde, despertaremos a todo el mundo- y las criaturas se dispersaban y volvían corriendo al bosque.
Pero algo iba mal.
No importaba con cuantas criaturas peleara, no importaba cuantas criaturas enviara de vuelta al bosque, la princesa feroz de Dulador... tenía miedo de la oscuridad. Lo que era un problema ya que ella vivía en una cueva.
Cada vez que el sol se ponía, enviaba sombras a través de los muros, crecían y crecían engullendo la sala y cada vez que eso sucedía ella imaginaba pequeños monstruos y criaturas malévolas crecían con las sombras hasta acorralarla. Estas no eran el tipo de criaturas que podían ser asustadas con un grito de batalla, y una espada no podía protegerla de su propia imaginación. Se balanceaba de un lado a otro, pero siempre, finalmente, se encontraba apoyada contra la pared, rodeada de oscuridad, cedía a su miedo y se encogía lo más pequeña que podía y esperaba a que amaneciera.
Mientras tanto, el Príncipe del Bosque Oscuro de Ulbar se estaba cansando de que sus criaturas fueran constantemente derrotadas por una pequeña princesa, por lo que decidió que ya era hora de hacer algo al respecto.
Al amanecer del día siguiente, apareció ante las puertas de la Ciudad Vertical y proclamó:
—¡Sal, princesa. Te reto a un duelo!
La princesa, que estaba en la parte superior de la ciudad en su habitación, lo escuchó fuerte y claramente. Se levantó, respiró hondo y tomó su espada. Luego llamó al Príncipe.
—Ten paciencia, y te daré una pelea que no olvidarás pronto.
Para cuando llegó a las puertas, había imaginado un millón de formas diferentes en que se vería este nuevo monstruo, pero aún así su apariencia aún la sorprendió. Apareció como una masa de cientos de tentáculos negros retorciéndose, y mil brillantes ojos negros parpadearon con desdén.
¿Alguna vez te has sentado y visto un pulpo en el acuario? ¿Has visto su danza elegante y ondulante entre las olas? Era algo así, pero magnificado mil veces.
Era enorme y completamente negro, como un agujero negro que absorbía su mirada como la luz, y sus tentáculos se balanceaban y susurraban en el aire, y sus ojos la miraban y reflejaban las cuevas y el cielo, y era impresionante. hipnotizante, la cosa más hermosa que jamás haya visto.
Mientras permanecía allí, boquiabierta de asombro, él se echó a reír, un sonido profundo y estruendoso.
—¿Asustada, pequeña princesa? —preguntó— Soy el Príncipe de todos los monstruos, soy el gobernante del Bosque Oscuro. Gobierno la oscuridad y el miedo, y todos los que me ven huir ante mi presencia aterradora. Corre por tu vida, princesa, y conoce el miedo que has infundido en tantos otros.
Pero la Princesa se quedó exactamente donde estaba. Finalmente, ella se puso de pie y lo miró directamente a los ojos.
—No estoy asustada en absoluto, oh, príncipe de los monstruos —dijo—. Pero no voy a pelear contigo porque sé que voy a ganar y no deseo destruir algo tan hermoso como tú.
El hermoso monstruo parpadeó sorprendido.
—¿Hermoso?
—Sí, buen señor —contestó e hizo una reverencia, giró sobre sus talones y regresó a la ciudad.
Antes de desaparecer en la primera esquina, miró por encima del hombro.
—Y no dejes que tus criaturas ataquen más —luego de decir eso, ella se había ido.
El monstruo se quedó allí un día y medio antes de volverse y perderse en el bosque.
Esa noche, cuando se puso el sol y las sombras se arrastraron por el piso de la princesa, no había criaturas malvadas, solo el Príncipe de los Monstruos flotando protectoramente en la esquina. Ella sonrió, porque no importaba si el verdadero príncipe no era como el que ella imaginaba porque este era su hermoso monstruo y su nuevo ángel guardián.
¿Que quieres que te cuente algo más? Bueno, supongo que hay un poco por decir ...
Como estoy seguro de que puedes imaginar, nadie había llamado bello al príncipe de los monstruos antes, y tardó un tiempo en entender lo que significaba, no en la palabra, quiero decir, sino en el hecho de que se había usado para describirlo pero eventualmente, decidió que le gustaba, y la siguiente vez que visitó la Ciudad Vertical golpeó cortésmente la puerta y preguntó si la princesa realmente pensaba que era hermoso (la respuesta era sí) y si tal vez le gustaría visitar un tiempo para el té (otro sí). Pasó el tiempo y se hicieron muy amigos. La princesa encontró muchos más malos para luchar más allá del bosque, por lo que nunca se aburrió, y cada vez que regresaba el hermoso monstruo estaba listo para escuchar su nueva historia con una tetera caliente de té.
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Cuentos para dormir
Short StoryHistorias cortas escritas por los ganadores de nuestras diferentes convocatorias