Capítulo Uno

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Cuando dieron las doce de la medianoche, Alaya estaba insoportable.

No como si hubiese estado tranquila antes. Llevaba horas hablando sin parar de mi "aventura inimaginable" y lo "dichosa y agradecida" que debía estar con La Orden.

Sí, claro.

Como si ser asignada a una persona de magia inservible fuera a ayudarme.

Mi madre, que hasta entonces había escuchado en silencio desde el sofá, pero con miradas acusadoras, a mi hermana, le pidió que saliera a asegurarse que el establo estaba bien cerrado. Alaya, sin darse cuenta, salió saltando a hacerlo, dispuesta a tardarse lo menos posible para seguir diciéndome lo celosa que estaba de mi suerte.

—Mamá, ¿no hay forma de que la hagas callar?— supliqué tan pronto estuvo fuera de la habitación—. Sabes que odio escuchar sobre... eso.

Mi mirada se dirigió involuntariamente a la carta que posaba sobre la mesa.

Ya sabía su contenido de memoria.

Admirada Emmeliana Thuck:

¡Enhorabuena! Ha completado sus estudios en Sandition. Su alto nivel en magia y académicos logró que resultara como una de las diez personas con promedio superior. Esto le permite continuar sus estudios bajo la tutela de un mago particular, en lugar de continuar hacia Lendition, la segunda escuela de magia.

Su tutor asignado ha sido:

Mg. Joseph Carter

Esperamos que goze y disfrute de sus próximos años de estudio y que esto represente para ti una oportunidad única e inolvidable.

Con mucho afecto, etc.

Mg. Maryah Fishio

Directora de Asuntos Estudiantiles

Sandition Sur

Había ido corriendo a la oficina de Mg. Fishio cuando recibí la carta. ¡Joseph Carter! Mago (si podía llamarlo así) de la magia más inservible, la de los sueños e ilusiones. Eso no servía para nada.

Peleé, discutí, y lloré frente a ella. No me había esforzado por cuatro años, trabajando y estudiando más que nadie, para ser enviada con Joseph Carter. Era injusto, cruel y ruin. Ella debía entenderlo.

Pero ella, calmadamente, pidió que me sentara, me pasó una pequeña caja de toallitas para que secara mis lágrimas y, con una sonrisa apretada, rechazó mi petición.

—Si te digo la verdad— había dicho—, has sido la mejor de esta clase, Emmeliana. Has sido sorprendente. Nadie se ha esforzado tanto como tú en estos años.

—Entonces, ¿por qué? ¿Por qué somnium?— El nombre de los magos de sueños e ilusiones parecía quemar mi boca al mencionarlo.

Apretó los labios aún más antes de suspirar y contestar.

—El mundo de la magia necesita un balance, como todo en el universo. Quizás hasta un poco más—. Juntó sus manos antes de seguir, como si sopesara lo que estaba a punto de decirme. —Bueno, te enterarás en algún momento de todos modos. Emmeliana... Hace poco ocurrió un accidente fatal. En una reunión de magia... Varios magos murieron. Ya La Orden ha investigado y, efectivamente, fue un accidente. Los magos no podemos controlarlo todo, aunque queramos pensar que es así. De cualquier forma, en este accidente murieron varios de nuestra ya limitado grupo de magos de sueños y...

—Entonces solo me dan este castigo porque unos cuantos magos murieron y siempre se debe mantener un por ciento mínimo en cada magia para evitar que desaparezca alguna.
Me escuchaba insolente y egoísta. Lo sabía. Pero estábamos hablando de mis sueños, de mis anhelos, de lo que había sido mi motor hasta ese momento. No tenía tiempo para ser la respetuosa Emma.

Somnium: Magia de Sueños e IlusionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora