12/09/xxxx

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Buenas tardes (o lo que sea allí):

     Seguramente esperabas un testamento de cincuenta páginas sobre lo maravilloso que eras o un discurso sobre la autosuperación que inspirase a las masas; sin embargo, ni siquiera he asistido a tu funeral. Primero porque no tengo el humor para estar escribiendo esas chorradas y, segundo, porque de maravilloso no tienes nada. Y ódiame todo lo que quieras, pero no cuento mentira alguna: eras el capullo más capullo de todos los capullos.

     Aún así, eras (y no arriesgo nada sí digo que allí donde quiera que estés también lo eres) el mejor capullo que pudiera haber conocido.

PD: Sí al final te he escrito una carta, así que no te quejes.

Que te lo pases bien en el Infierno,

El otro capullo

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El chico frunció el ceño y tiró el papel, previamente arrugado, a la basura.

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