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Después de despedirse del tal Jaebum, Youngjae corrió hacia donde se encontraban sus dos mejores amigos completamente sonrojado.
Jaebum le había parecido un chico lindo aparte de que tenía una manera de comportarse con él muy linda y eso le hacía parecer aún más bonito.
Choi hizo un puchero inconscientemente tirándose encima de Yugyeom mientras lo abrazaba como si fuera un peluche.
—¡Me dijo que soy una cosita preciosa!— chilló avergonzado escondiendo su rostro el el pecho de Gyeom. Bambam rio comiendo papas que había comprado mucho antes de que el castaño llegara nuevamente.
Yugyeom acariciaba la espalda de su mayor mirando al tailandés comer las papas, ¡él también quería papas! pero no podía comer hasta terminar de "consolar" a Youngjae.
—Ya, ya, ya~ no estés tan avergonzado. — dijo con suavidad el más alto. — aparte el chico no miente, tú eres una cosita preciosa.— admitió haciendo que Choi se sonrojase más.
Bambam apretó sus labios tratando de no reírse, la cara de Yugyeom era un dilema, no quería avergonzar más a Youngjae porque necesitaría más mimos y él en serio quería papas antes de que el tailandés de las comiera todas.
A lo lejos un chico de cabello rubio y otro pelinegro observaban lo que hacían los tres mejores amigos; el pelinegro estaba muriendo de celos por ver a Youngjae ser abrazado y mimado por el "bebé gigante". Él le quería dar mimos y siempre decirle cosas bonitas, quería ser dulce con él. Quería ser dulce como la miel.
