V E I N T E

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"Mientras en el cielo"

Afrodita esperaba impaciente a Hermes.

Él entró al cielo con sus alas verdes y se arrodilló ante la gran diosa griega Afrodita.

Hermes: lo siento señora, debía proteger a una mortal
Afrodita: hijo, tardaste más de 2 días
Hermes: de verdad me arrepiento señora
Afrodita: te perdono, mi más querido hijo
Hermes: gracias señora

Afrodita se levantó y fue al lado de su amado marido, Hefesto. Hermes le persiguió y volvió a arrodillarse ante ella

Hermes: querida madre, ¿tú enfado es causante de mi protección hacia aquella mortal?
Afrodita: ¿cómo os a tocar a una mortal? -dijo chillando-
Hermes: creí que debía protegerla... Lo siento mi... -dijo lamentándose-
Afrodita: No quiero explicaciones -dijo gritando- espero que no haya desvelado su identidad
Hermes: no, mi señora. Le dije mi nombre de mortal
Afrodita: así me gusta -dijo sacudiéndole el pelo y después suspiró- le dejo huir si no vuelve a acercase a una mortal. Si lo haces, desaparecerás del cielo y volverás a ser un mortal

Hermes se levantó, hizo una reverencia y se fue al mundo real

Ares llegó al cielo y saludó cordialmente a Afrodita

Ares: Señora, ¿Hermes ha pasado por aquí?
Afrodita: Sí ¿Qué quiere de él? Le recuerdo que no debe tocarlo
Ares: Protegió a una mortal que yo mismo iba a condenar por pecar
Afrodita: Ya lo sé. Hermes y yo estuvimos hablando de aquello -dijo cruzando sus brazos- ¿y de qué pecó la suso dicha?
Ares: pecó de adulterío al grandioso rey del pecado, Dionisio -dijo sacando una gran y fea sonrisa-
Afrodita: no la castigue -dijo seria-
Ares: Mi señora, debo hacerlo. Mi trabajo en el cielo es este
Afrodita: He dicho que no la castigue -dijo gritando-
Ares: pero...
Afrodita: No... La... Castigue -dijo señalando a Ares con el dedo y susurrando-

Ares le hizo una reverencia y se fue a su mundo, donde todo era más díficil y la gente allí era pecadora.

Yo, Dionisio me escondí detrás de una columna esperando a que mi grandiosa madre, Artemisa volviera del mundo real. Yo no me había sentido engañado en ningún momento pero Ares decidió vengarse de aquella chica tan dulce y tierna que me estaba empezando a gustar. A mi lado parecía una diosa traída del cielo y tenía la necesidad de protegerla.

Mi madre volvió y yo fui con ella. Me quedé en mi casa descansado. En ese momento quería volver a ser un mortal. Me molestaba estar tan encerrado en este cielo y tener estas alas tan molestas. Echaba de menos a mis padres reales y echaba de menos tener una casa normal, sin divinidades a las que hablar. Y sobre todo quería volver a enamorarme sin tener ningún problema para desvelar mi verdadera identidad
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Hula :)

Ya sé, os vais a liar un montón con este capítulo pero ya veréis, al final, como todo concuerda.

Ahora subiré otro capítulo

Hasta otra, Wubbles♥

Hielo En Llamas {Madafacking Squad y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora