Marihuana.

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La primera vez que fumé mota estaba acostado en una trajinera junto a una chica que ahora extraño, le dije que tenía mucha experiencia, la verdad es que sólo tenía unos amigos muy drogadictos que me habían dejado un gallo, según ellos esa era la mejor manera de ligarse a una chica. Esta chica no me gustaba, pero en la fiesta de la trajinera era lo más aceptable. Miramos al cielo mientras el gallo hacia su trabajo, traté de guiarla a mi boca, pero sólo pude ponerme espiritual con la luna, los islotes y todas esas pendejadas. Estaba dominado por la realidad trastornada de mi pacheca, todo lo veía muy brillante, muy lejano, muy cercano, muy infinito. Me sentí más profundo que nunca y le conté un par de anécdotas ridículas. Llegamos a sentir las pequeñas olitas del Canal de Xochimilco, se habían terminado las baterías de la grabadora que rentaron para bailar y sólo quedaba pachequéarse entre el silencio de las chinampas. Al final nos abrazamos, y eso fue todo. Regresé con mis amigos muy molesto, les dije que eran unos pendejos, que la marihuana sólo servía para alucinar mamadas.

La segunda vez que fumé mota estaba en una fiesta junto a una chica que ahora tiene dos hijos. Joy Division llevaba sonando dos horas, los gallos corrían de lado a lado del departamento como si estuviéramos empedando en una granja. Esa noche me negué a fumar por miedo a perder el control y perder a la chica. Ella llevaba mucho tiempo pidiendo que pusieran una de los Smiths pero no le hacían caso. En eso llegó uno de mis amigos pachecos y le ofreció de un gallo que traía en la boca, sentí frío, ella se me quedó viendo mientras fumaba, sonaba "Ceremony" y la boca me supo a caguama con cigarro, Entonces ella me sopló el humo en la cara, le respondí "No gracias, no fumo", y dijo que no necesitaba fumar, sólo darle respiración de boca a boca. Le dio otra fumada y me besó lento mientras el humo se me metía a la garganta. Tosí muchísimo. Muchos s se burlaron, sentí vergüeza y ganas de salir corriendo con ella hacía la luna. Pero otro amigo empezó a hacerle plática, poco a poco me fui hundiendo en la esquina del departamento, bien pacheco y sin una chica a quién contárselo.

La tercera vez que fumé mota estaba con una chica que ahora está becada por el FONCA. Estábamos en la fila del baño de una fiesta gigante en casa de un amigo. En ese entonces su proyecto era usar brassieres arriba de la ropa para forzar la liberación femenina en todos los espacios a los que llegaba. Me habló del feminismo cyborg, de la liberación sexual de los zombies, también dijo que le encantaba el reggae. Cuando llegamos a la puerta me preguntó si me molestaba pasar al baño con ella. Adentro se bajó los pantalones y meó sin pena. Dijo que le parecía tierno la cara de pendejo que puse cuando le vi las nalgas y la piernas. Me reí mientras ella sacaba una pipa morada de su bolsa. Fumamos mirándonos a los ojos y después salimos a bailar reggae, entendí por qué es la mejor música para bailar pacheco, la chica movía las caderas suave y sin dejar de sonreír. Esa noche terminamos cogiendo en el cuarto de un amigo, lo hicimos muy duro mientras que afuera se escuchaban los Smiths. Cada que ella se venía le dedicaba un orgasmo a algún poeta famoso, el primero se lo dedicó a Baudelaire, el segundo a Rimbaud y el tercero a Sabines. Sentí rico porque me pareció que estaba cogiendo con un chica muy culta. Al final nos abrazamos, nos dijimos que lo haríamos diario y salimos a la fiesta para cargarnos de risa de todo, cegados en mota, endorfinas y el amor infinito que sientes después de coger con una desconocida. Seguimos fumando hasta el amanecer, la acompañé a la entrada del metro. Le pedí que me pasara su teléfono pero me mandó al carajo. Dijo que no quería arruinar el momento tan rico que habíamos pasado con una relación. Después me enteré de que en realidad se estaba cogiendo a un profesor de su facultad, el cual le abrió las puertas a las arcas del FONCA. Así fue como llegué a la conclusión de que la mota no era la que me hacía un pendejo, sino las mujeres: sus ideas, su manera de vivir el mundo y su perfume, tan suave, fuerte, salvaje, que te hace sentir que no eres nada comparado con ellas, que nada de tu ser vale la pena si no es besado por ellas. Entendí que la droga más destructiva de todas, es una chica con las piernas abiertas.

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⏰ Última actualización: Jan 02, 2022 ⏰

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