Mignon.「❆」ᴠʜᴏᴘᴇ

O5

Y si no era suficiente, sus manos también le mataban.

No eran pequeñas, tampoco gigantes. Sólo eran unas hermosas manos que amaba tocar.

Cuando iban caminando, enlazar sus manos era inevitable y al sentir como los dedos contrarios se aferraban a su mano era increíble.

Cuando lo ayudaba a levantarse del suelo, luego de haber hecho algún calentamiento.

Cuando manejaba y su mano estaba sobre la palanca, sintiendo la mano contraria sobre la suya, con sus dedos entre los suyos.

Cuando se sentaban uno frente al otro en el sofá y tomaba la mano de Hoseok entre las suyas y comenzaba a besar sus nudillos.

Cuando la cabeza de Hoseok estaba sobre su pecho y podía sentir las suaves caricias que este propinaba a su pecho, subiendo hasta sus clavículas y cuello, hasta tocar su rostro.

En los momentos en que tenía a Hoseok entre sus brazos, dándole la espalda y tomaba su mano, entrelazando sus dedos y llevando las manos en alto, diciéndole que sus manos encajaban perfectamente una con la otra, como si estuvieran hechas para estar así, consiguiendo una risita, un beso en su mano, para luego verlo voltearse, tenerlo frente a frente, viendo como le sonríe para robarle un pequeño beso y luego verlo enterrar el rostro en su cuello, abrazándolo fuertemente mientras siente húmedos besos en su cuello; haciendo que se aferre más a él, acariciando su espalda.

Teniendo la mano de Hoseok enlazada con la suya, en las noches que se enfermaba, trasmitiéndole un poco de su calor, cuando le acariciaba o cuando le daba masajes. No importaba cuanto malestar o dolor estuviera sintiendo, sólo con su presencia y sus manos, sin olvidar su linda sonrisa, sus hermosos hoyuelos y sus pómulos prominentes, sus ojos dándole toda la atención y sintiendo las suaves hebras entre sus dedos, relajándolo; no había ninguna enfermedad que pudiera con el insistente latir de su corazón ante las atenciones de su lindo bebé.

Y sólo con sentir sus manos juntas, sabía que si estaban hechas para permanecer así.