Nina Hopkins, de 11 años de edad, fue trasladada a una nueva escuela para estar más cerca de su casa. Una mañana de domingo, un día antes de su primer día en su nuevo colegio, despertó y fue al baño y se lavó los dientes, seguido se fue de nuevo a su cama y tomo su laptop para conectarse.
Nina no era de esas chicas que se levantaban con energía para abrir la ventana y dejar entrar la luz para hacer algo productivo en el día, no, ella simplemente disfrutaba de sentarse a ver animes, o escuchar música como rock, J-pop o pop, jugar videojuegos o simplemente tocar la guitarra. Así le gustaba ser y así amigos y familiares la querían.
Pero esta vez ella no quiso hacer ninguna de las cosas que normalmente hacía, no, esta vez quiso leer por milésima vez “El origen de Jeff The Killer” ella adoraba los creepypastas, pero ese, era su preferido, sentía una extraña atracción hacia él, de admiración más que todo. Cada vez que lo leía sentía un extraño impulso invadirla, pero exactamente por eso, disfrutaba ese extraño impulso.
Cuando iba leyendo, de pronto oyó la puerta, rápidamente levanto la mirada encontrándose con su pequeño hermano Chris y sus hermosos ojos verdes, Chris era el príncipe de Nina, lo adoraba y solía llamarlo así porque todas las noches le contaba historias de hadas para dormirle, a ella también le gustaban esas historias. Chris era de cabello negro bastante oscuro, tez blanca y ojos verdes claros, igual a su difunto padre, en cambio ella era de cabellos castaños claros, tez blanca y ojos azules claros, ella era muy parecida a su madre.
“Hermanita, a comer”-Agregó el niño con una sonrisa inocente.
“Ya voy mi príncipe”-Anunció Nina pellizcándole una mejilla en forma de cariño.
Dejó la computadora a un lado y bajo a comer.
A la mañana siguiente, Nina y Chris iban a clases, Nina se levantó y se vistió con una camisa de sus camisas favoritas, y mientras tomaba su bolso sintió algo extraño… como un extraño jalón, que le hizo sostener su cabeza en un intento de mantenerse parada, haciendo que una extraña y pequeña sonrisa se formase en su boca, de pronto escucho la voz de su madre traerla a la realidad y de inmediato tomo el bolso y bajo ignorando por completo lo sucedido, espero a Chris frente a la puerta. Poco después bajo el niño bastante apurado.
“¿Listos?” pregunto la madre.
“¡Si!” respondieron ambos.
“Bien, suerte en la escuela” anunció su madre volviendo a la cocina.
“¡Adiós mama!” respondieron ambos chicos saliendo de casa.
Llegaron a la escuela caminando ya que a Nina le pareció molesto tomar el autobús.
Se dividieron y Nina fue a la secundaria mientras su hermanito a la primaria. Nina sintió la clase un infierno, aparte de larga.
Nina salió y fue en busca de Chris a su salón, al este salir ambos decidieron buscar un lugar tranquilo donde comer sin necesidad de tener que aguantar a todos los alumnos jugando a sus alrededores, así que encontraron un jardín detrás de la escuela donde casi no había nadie, ni un profesor ni un alumno, así que se sentaron pasiblemente a comer, pensando que tendrían un desayuno tranquilo, pudieron divisar unos pasos acercarse a ello. Nina levantó la vista y se encontró con una chica mucho mayor que ella, cabello negro y ropa algo callejera.
“Vaya, vaya ¿Pero que tenemos aquí? Alumnos nuevos” anunció la chica “Mi nombre es Claudia, y yo mando en este colegio, y si no obedeces lo que digo… pagaras caro” Agregó mientras sacaba una navaja de su jeans, de pronto unos dos chicos salieron de un árbol cerca “conozcan a Malcom y a Jhony”.
Nina se incorporó rápidamente y se puso enfrente de Chris para protegerlo.
“Oigan, no queremos problemas, solo queremos desayunar tranquilamente” aclaro Nina.