Uno

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Otra vez ese sueño.

Jimin abrió sus ojitos con pesadez, había sido una noche larga y no fue precisamente la lluvia que le impidió dormir, sino los piquetes en su cabeza. Y cuando por fin pudo conciliar el sueño, ésas extrañas imágenes se repitieron en su cabeza, al igual que las noches anteriores. 

Perseguía a una extraña mariposa, parecía guiarlo hasta una humilde casa con hermoso jardín. Podía ver a una preciosa mujer regando las plantas y a su lado, una niña chiquita, jugando con un balón rojo. 

Ambas parecían notar su presencia. La menor le sonreía de la forma más pura y la mayor, le mostraba una expresión triste. 

Sólo eso. Su sueño acababa con la hermosa pelirroja mirándolo, transmitiéndole angustia. 

Rascó su cabeza y bostezó al mismo tiempo que estiraba sus brazos. Últimamente no tenía su energía habitual, se cansaba muy rápido y nueve horas de sueño parecían no bastarle. Creyó que podría estar más gordito, pero la báscula le mostró lo contrario. 

Unos toques en la puerta le hicieron despabilar de golpe.

— ¿Sí? — preguntó a la vez que buscaba entre sus sábanas su celular. 

— Cielo, te estaba llamando para desayunar, se te hará tarde. — era su madre. 

Encontró el celular y casi sentía como el corazón se le salía del pecho. Eran las siete y media de la mañana, y él a penas estaba despertando. 

Se levantó de golpe y corrió hasta el baño de su habitación para poder asearse lo más rápido posible; un mareo lo detuvo una milésima de segundo y continuó. Después de casi quince minutos bajó las escaleras para llegar hasta el comedor, donde lo esperaba un platillo de deliciosa fruta, un vaso de leche, la dulce mirada de su madre y la común mirada indiferente de su padre. 

— Buenos días... — habló bajito. 

— Buenas tardes, querrás decir. — dijo en seco su progenitor — Cuida tu responsabilidad, Jimin. 

— Sí, lo siento, papá. 

El ambiente estaba tenso, igual que todos los días. En momentos recibía la cálida sonrisa de su madre y unos cuantos mimos en su rostro, por parte de la misma. 

— Papá... 

El mayor hizo un sonido para indicarle que lo escuchaba, aún cuando sus ojos seguían pegados en un punto fijo. 

— ¿Me da permiso hoy para salir? 

Junghyo le dio una mirada, tosió un poco y habló:

— ¿A dónde irás? 

— Al centro comercial, con Taehyung... Hay unas zapatillas que me gustaron mucho. 

— Taehyung... — hizo una mueca, como si estuviera tratando de recordar quién es ese tal Taehyung. Pero vamos, ¿Cómo no va a saber? Es el mejor amigo de su hijo menor y además es... — Oh, ya recordé. Ése amiguito tuyo, el que es marica, ¿cierto? 

Jimin bajó la mirada. Odia cuando su padre se burla de esa manera de su mejor amigo. 

Kim Taehyung, quince años, tuvo la grandiosa idea de contarle a los padres de Jimin que tenía un novio. Y eso no fue todo, también les contó que era hijo de dos hombres. 

— Cariño — musitó la señora Park a su esposo, a ella tampoco le gustaba la manera en que Junghyo se expresaba de los homosexuales. 

— ¿Qué? Amor, no me vengas con tus regaños. Ya sabes cual es mi opinión sobre los maricas y el hecho de que mi hijo tenga por mejor amigo a uno, en verdad me desquicia. Le podría contagiar alguna de sus asquerosas manías. 

Young Forever 🌸 YoonMin 🌸 MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora