CAPÍTULO IV

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Yo continuaba parloteando como una lora, lanzando excusas a diestra y a siniestra. Era difícil controlarme aún más, cuando Paul no apartaba su mirada de la mía ni por un segundo. Me encontraba mojada tan mojada que era difícil mirar a un punto fijo.

El ambiente era embarazoso a no más poder.

—Vuelvo luego, señor Black — habla Jack incómodo — lamento haberlos interrumpido — se da media vuelta y sin esperar respuesta sale del despacho.

Genial, ahora me encuentro nuevamente a solas con él.

«¡Respira Emma tú puedes!»

—Yo ... Bueno ... Quiero decir ... Lo que sucedió no va a volver a pasar — tartamudeo —me gustaría que usted lo olvidara... O sea, olvidarlo y ya...

—Según tú que sucedió — me lanza una mirada tranquilizadora que no me logra tranquilizar nada. Se vuelve acerca a mí con tanta elegancia que parece flota por encima del suelo — si usted dice que aquí no sucedió nada, entonces aquí no sucedió nada, señorita.

—Gracias —suspiro agradecido. Mi cuerpo continúa acelerado, pero mi mente ya está más tranquila. No fue correcto lo que hice y no se puede repetir.

—De nada, señorita. Ahora a trabajar que hoy en la noche usted y yo tenemos un viaje que realizar —me guiñó el ojo.

El día transcurrió demasiado rápido en un parpadeo me encontraba acompañando a Paul a una junta importante, para luego encontrarnos almorzando en nuestro restaurante favorito. Pasábamos todos los días tanto tiempo juntos que nos conocíamos de pies a cabeza. El día continuó su camino y el reloj marcó las siete de la noche, volví a casa con ganas de dormir toda la vida, pero eso no era posible. Mi día no era como el de cualquier trabajador normal, mi deber era acompañar a Black a todos lados sin importar la hora y, obviamente respetando mis días libres. Aun así, resultaba agotador trabajar para él.

El viaje duraba un par de horas y no pretendía ir con un vestido que, en lugar de hacerme sentir cómoda, me incomodara en el trayecto. Como era costumbre preparé mi maleta solo con necesario y me vestí con un pantalón de pijama que no parecía mucho serlo. Agregué a mi bolso una almohada en forma de "U" la cual tenía el deber de ayudarme a dormir cómodamente durante el trayecto. Cuando estuve preparada esperé fuera de mi apartamento a que el chofer y el señor Black vinieran a recogerme.

Tardó varios minutos en llegar, pero cuando llegó lo encontré vestido con un traje aún más elegante que el anterior ¿Acaso no tiene ropa cómoda? No le dije nada, simplemente subí al automóvil y acomodé todo para descansar un poco y tal vez, dormir.

Él no solía contratar limusinas ni nada extravagante, eso sí, tenía un coche de dos puertas personalizado de tal manera que el coche no pudiera ver lo que sucedía atrás; aunque no tenía mucho misterio ver a dos personas peleando por cosas que no tienen mucha importancia. Paul suspiró con pesadez, ambos estábamos cansados, muchísimo como para hablar o siquiera mantener los ojos abiertos. Sentí el peso de su cuerpo acomodarse a mi lado y un cerrar y abrir de ojos ambos cedimos al cansancio.

A la mañana siguiente terminamos aún más cansados que la noche de ayer. Recordar tantos nombres, escuchar tantísimas historias, sonreír, tomarnos fotografías, responder preguntas y estar rodeos de tanta gente en un solo día te deja sin energías. Apenas había tenido tiempo de mirar mi celular, pero de reojo noté que tenía algunas llamadas perdidas de Sofía, solo esperaba que no hubiera cometido algo que la ponga en peligro.

El beso de ayer había quedado en el olvido, pero las miradas ardientes y lujuriosas continuaban presentes. Cada roce de Paul, me encendía de maneras inimaginables y por unos segundos me hacía olvidar en el lugar que nos encontrábamos.

Quisiera decir que el alcohol faltó, pero la verdad es que cada diez o cinco minutos nos ofrecían una copa de licor y amablemente yo las aceptaba.

La noche ya había caído aquí en las vegas, pero las personas en las calles parecían apenas empezar su día y probablemente yo haría lo mismo que ellos. Después del fracaso cumpleaños que tuve necesitaba seriamente unas cuantas copas o al menos bailar un poco. Buscar un bar aquí no era difícil, literalmente todos los locales tenían licor hasta para tirar para arriba.

—¿Vas a dormir ya? —Paul me alcanzó con pasos largos, su rostro estaba rojo y tal vez el mío estaba igual que él suyo. Por algún motivo, sus largos dedos tomaron mi mano, lo miré, pero no me aparté.

—Pensaba en ir a un bar y festejar mi cumpleaños de una manera muy deprimente —asintió en silencio —¿quieres acompañarme?

Abrió los ojos sorprendido, pero sin perder la picardía que lo caracterizaba —¿segura que quieres que yo vaya? Pensé que arruinaba tus días.

—Lo haces, señor Black, pero puede que este día no sea tan deprimente con su compañía —sonrió y tomados de las manos subimos a un taxi que nos llevó a directo a uno de los mejores bares. En mi mente el ambiente sería lujoso y elegante, pero al llegar todo fue tan inesperado; las personas se agrupaban en el centro del local y otros se esparcían en la gran hilera de mesas.

—¡Hoy mi gente es noche de karaoke! —ruge el presentador y todos empiezan a gritar como fieras salvajes.

—Solo tomaré dos tragos y me iré—le grito a Paul al oído.

—¡Claro!

Muchas copas después

—¡Paulll, ziii tomooo alllcohooollll zoyy alcoholiiicaaa y zii tomooo fantaaaa soyyy fantaaastiiiica!

—ajajjsvfhdndbsk ¡Emmmaaa Teeee ammoooo! Debbbbeeeriiias seeer miii fuuttura essspooza

—ziiii, todooosss essstannn iiinvitadoss a miii booda.... Peeero shhh.... Nooo lee pueeedeeennn deciiir a naaadiiieeee.

—Piiinkiiiii prooomezaaa perrrroossss.

—¡¡¡¡Pinnnnkkiiii prroomezaaa!!!!!—gritan todos en el bar   

Paul +18 |TERMINADA EN DREAME|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora