Prologo

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Solemos pensar que nuestra vida va a ser como uno de esos libros sobre príncipes que leemos de niñas, una de esas películas de chicos malos que nos encantan en la adolescencia o una de esas historias que nos inventamos en nuestra mente cuando  conocemos a alguna persona especial. 

Es un error que solemos cometer la inmensa mayoría de las personas. O al menos ese fue el que yo cometí.

Pero la vida no tolera que cometamos errores, nos demuestra de una forma cruel e innecesariamente dolorosa que no teníamos razón. Que le teníamos que haber hecho caso a nuestra madre, a nuestros amigos, a nuestros hermanos, a quien fuera, en vez de hacer lo que nos de la puta gana. Vamos en contra de todos con tal de obtener lo que deseamos. Pero lo que no sabemos es que quizá cuando lo tengamos nos daremos cuenta de que no es tan maravilloso como pensábamos. 

Así somos, damos por hecho que somos fuertes, intocables, que nada puede con nosotros.

Pero... ¿Cómo vamos a ser invencibles si incluso nuestra propia mente juega en contra?  Y juega en contra porque pensar y sentir no es algo compatible. 

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