De vuelta a la vida ( Miguel Rivera & Hiro Hamada)

Bienvenidos

Segundo Cap. recién salido del horno
:3) ⬅ se supone que esa carita es un gatito con papada(?)

¡Disfruten!

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Los menores siguieron a Honey― Creo que ustedes son de la misma edad¿No es asi? ―comentó ella― seguro se van a llevar muyyyy bien ―. A medida que entraban al pueblo, Hiro pudo escuchar la música de plaza que se veía a lo lejos,   llena de puestos de calaveritas y flores de muerto a ambos lados de la calle.Le sorprendió sobretodo que la gente no parecía tríste a pesar de ser una celebración dedicada a gente fallecida. Sólo había una cosa que le estaba molestando desde hacía minutos….

― ¿Te ayudo Hiro? ―ese niño de ojos marrones que no dejaba de verlo. Lejos de pedir que le repitiera la pregunta pues tenía un hambre terrible y sólo quería descasar.

―No…Gracias ¡Mmh!― se excusó tratando de evitarlo, había un olor dulce en el aire como a bizcocho, lo siguió hasta chocar contra Miguel "¿Viene de él? ¡Maldición!"gritó internamente, sus tripas se quejaron alertando a todos los presentes que se voltearon.

― ¡ Esto no puede ser ! ¡Vamos a cenar ahora mismo! ¡Apúrate Hilaria!―Doña Elena lo jaló del brazo― ¡Pobrecito! ¡No te preocupes mijo! Ya verás que te vas a poner muy hermoso―. Era la segunda vez que lo “secuestraban”. Resignado, Hiro alzó los ojos al cielo rogando que Tadashi lo sacara de allí, aquella gente era “demasiado” amable y eso era bueno hasta cierto punto(¿No?).

Segundos después vio las letras “Rivera” en una pared blanca, habían llegado.

Dante corrió hacia ellos en cuanto Enrique abrió la alberca, el animal se abalanzó sobre Honey― ¡¡Oiiiii!!¿Y este bebé? ¿Cómo te llamas, bonito?―la chica acarició su cabecita pelona ―Uyuyuy sí, sí eres un buen chico― disfrutando de aquellas atenciones el perrito se echó al suelo panza arriba, después miró al mayor y respiró fuerte, como diciendo “No sé quién eres pero no importa”.

― ¿Tú tienes perros Hiro?―preguntó Luisa.

―Yoh….―

―Él tiene un gato muy gorditooooo y un robot suuuper tierno ¡Anda muéstraseloooos! ―respondió Honey por él sin dejar de balancearlo, parecía que de un momento a otro iba a entrar en modo “Quick Silver”― ¿AAAAAH? ¡Tú debes ser Rosa!―gritó hasta desaparecer dentro de la casa.

Un pequeño tirón en su camisa lo hizo girar hacia atrás, había dos niños muy parecidos que por su aspecto no deberían pasar los 6 años, uno de ellos se interesó por su mochila metálica― ¿Qué tienes ahí? ―preguntó el de la camisa verde― ¿Por qué tienes los dientes así? ¿No sábes hablaaaaar?―

― ¡ Ya ! No lo espanten―habló Miguel ―¿Por qué no están ayudando a la prima Hilaria? ―Los gemelos se alejaron del lugar chismeando a sus espaldas.

―Bueno―le susurró al recién llegado con una amplia sonrrisa― Creo que vas a tener que dormir conmigo ¡Ven! ― de un tirón lo arrastró del brazo hasta la habitación, cerrando trás de sí― ¿Entonces si construyes robots? ¿Y qué más haces? ¿Viajas mucho? ¿Nieva en tu ciudad? ¿De dónde eres? ¿Cómo se dice guitarra en…?―era tanta la emoción de Miguel que pasó por alto lo cerca que estaban el uno del otro, casi podía sentir su respiración chocarle el rostro, tardó unos segundos en notar la mueca de incomodidad del mayor―Ah…discúlpame―.

Hiro se apartó de la puerta y vió un enorme saco de cartas que estaba sobre la única cama de la habitación, no le disgustaba la idea de dormir con otro niño pero se acababan de conocer ¿Y ya tenía ese tipo de confianzas?―¿Son tuyas?―preguntó para romper la tensión.