Siempre he sido de los que se sientan en una cafetería mirando hacia la ventana, me entretiene eso de mirar a la gente e imaginarme sus vidas: quiénes son, a dónde van y ese tipo de chorradas. Ella siempre se reía de mi por eso, decía que de tener una vida tan loca el que se estaba volviendo loco era yo.
Y bueno, eso es justo lo que estoy haciendo ahora en una cafetería del centro de Londres. Fuera llueve, como viene siendo normal aquí y yo mientras hago un repaso mental de estos últimos años.
De repente la veo.
Una chica rubia y empapada entra maldiciendo a la lluvia, a Londres, y a todo aquel se le ponga por delante. Es ella.
Me encuentra antes de que me de tiempo a pensar nada más.
Me mira. La miro. Sonríe y yo sonrío. Es ella.
Su palabra favorita siempre fue "serendipia" y ahora entiendo por qué. Ha sido la mejor casualidad de mi vida.
Se acerca hasta mi, se sienta enfrente y se echa a reír, seguro que sabe por qué me he sentado aquí. Otra casualidad. Otra oportunidad.
Pero esta vez los dos sabemos que no nos dejaremos escapar.
