El Mejor Regalo De Cumpleaños

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Febrero 1

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Febrero 1.
Londres.

La mansión Styles era la más grande del vecindario, nadie tenia idea de que había dentro de esa hilera de bloques apilados con cinco metros de altura que rodeaban la propiedad por todos los ángulos. Todas las mañanas las puertas se abrían y un automóvil negro salía sin dejar ver absolutamente nada. Por las noches el automóvil regresaba y nadie era capaz de averiguar los secretos que ocultaba aquella fortaleza. Dentro de los muros impenetrables se refugiaba un precioso omega de ojos azules, piel lechosa y cuerpo espectacular junto con su alfa, un hombre de casi dos metros de altura, orbes esmeraldas y músculos cincelados por los mismos dioses.

El primer día de Febrero era el favorito de Harry, no sólo por ser su cumpleaños pero se podría decir que su precioso omega tenía la costumbre de festejar a Harry con sexo y siempre solía sorprenderlo cada año.

Las seis de la tarde habían resonado en el reloj de su oficina erizando cada uno de sus vellos. Guardó sus documentos rápidamente en un portafolios de cuero y salió disparado hacia su auto donde Niall su choffer, lo esperaba. Ordenó que condujera rápido, que no se detuviera en los semáforos amarillos ni cediera el paso a las personas que cruzaban la calle. La. Impaciencia lo invadía tanto que podía sentir su propia excitacion rebotando en las paredes del auto.

Su teléfono sonó, era Louis.

—Hola bebé. ¿Está todo bien? -preguntó el alfa con la voz ligeramente nerviosa.

—Hola alfa. No estoy bien, estoy solo en casa. -murmuró. Su respiración era agitada y suave—. Solo me hacen compañía mis dedos.

—Amor... ¿Estás tocandote? -gruñó Harry. ¡Diablos! Su pantalón comenzaba a ajustar.

—Ah Harry... Mis dedos se sienten tan bien. -gimió el omega.

—¡Oh Louis! Demonios no hagas esos sonidos bebé.

—Harry te necesito. —jadeo cuando sus dedos estuvieron a punto de llegar a su punto sensible. La llamada de cortó.

El calor invadió el cuerpo del alfa llevándolo directamente al borde la locura, su ropa molestaba, por no hablar de sus pantalones, solo quería llegar a casa y perderse entre el aroma de su omega hasta no saber nada del mundo. Aquella reacción sólo podía significar una cosa: su celo. Despues de un año de relación con Louis finalmente su celo había llegado, estaba vuelto loco por llegara casa morder su cuello y marcarlo como suyo una vez más y quizás en esta ocasión embarazarlo.

Las puertas de la mansión se abrieron, el automóvil recorrió la distancia hasta la entrada principal y Harry salió del auto tan rápido como fue capaz, la corbata deshecha y el saco hasta los codos, pantalones desabrochados y los zapatos quedando en el suelo a cada uno de sus pasos. Abrió la puerta de golpe y se detuvo al ver a su omega sentado al pie de la escalera con una mirada cristalizada y los labios rojos. Vestía medias negras de encaje con un liguero en su pierna derecha. Una diminuta falda guinda cubría sus piernas penas a la altura de sus muslos donde una de sus manos descansaba con inocencia. Sonrió de lado, su respiración era agitada. El alfa noto que hacía movimientos ligeros con su cadera sobre el suelo y sonrió con picardia a su omega de ojos traviesos. Tenía alguno de sus juguetes dentro de él y lo estaba disfrutando bastante.

—Demoraste demasiado. -gimió como excusa. A Harry le volaron los sentidos, acortó la distancia entre ellos y se arrodilló a su lado tomando sus mejillas entre las manos para darle un beso nada limpio—. Llévame arriba amo. -suplicó el omega con la voz quebrada con un cristal—. Necesito de ti.

—Demonios Louis. Creo que estoy teniendo mi celo justo ahora porque quiero arrancarte la ropa y tomarte justo aquí. -gruñó contra su cuello mientras dejaba besos húmedos en él. Lamio su fuente de olor liberando feromonas de su cuerpo que lo volvieron loco.

—Halas demasiado alfa.

Harry tomó el cuerpo de su omega en brazos haciendo a este enredar sus piernas al rededor de su cadera rozando suavemente su miembro, acción que le hizo soltar un jadeo mientras se ponía de pie y comenzaba a subir las escaleras. Louis sujetó su peso con una mano y con la otra empezó a sacar los botones de la camisa de Harry sin mucho éxito. Deshizo el nudo de la corbata y la dejó tirada en alguna parte del alfombrado. Sintió la puerta de su habitación abrirse detrás de él y el golpe ligero en su espalda al cerrarla. Se encontró atrapado entre el cuerpo caliente de su alfa y la pared fria de mármol. Harry lo soltó un momento en que hizo su camisa trizas sobre su cuerpo arrancando los botones que se dispersaron en el suelo de su habitación. Tomó el cuerpo de Louis y lo besó descomunalmente mientras el ojiazul sacaba el broche de sus pantalones y se subía sobre él para hacerlos bajar con sus piernas. Harry se empujó contra él, descubriendo que debajo de su falda no había nada más que piel dulce, blanca y tersa sin un solo vello de imperfección. Se deshizo del pequeño plug de plata con una gema en la punta y se encontró con el paraíso materializado. La humedad de Louis despidió un olor embriagante para su alfa quien estaba a punto de perder la consciencia y tomarlo ahí suspendido del suelo, de pie y sobre la pared.

—Ha... Harry. -gimio—. Vamos a la cama, quiero montarte. -Sus palabras hicieron estallar la poca cordura que sobrevivía en la cabeza de Harry. Ferozmente tomó su cuerpo ligero y se sentó con él sobre la cama de sábanas tersas. Arrastró su cuerpo hasta el centro donde Louis posó sus piernas regordetas y preciosas a un costado de la pelvis de Harry. Movió su cuerpo sutilmente haciendo la punta del miembro de Harry rozar su entrada. El alfa gimio con fuerza cuando la humedad de Louis cubrió su miembro y gruñó con fuerza cuando el omega se dejó caer sobre él de una sola estocada robando un jadeo agudo de sus finos labios cuando su pene se estrelló contra su próstata obteniendo al fin el toque que tanto estaba deseando.

Comenzó a mover sus caderas suavemente sintiendo el falo moverse en su interior tocando cada uno de sus puntos sensibles, era como so Harry estuviese hecho a la medida perfecta de su entrada y embonara con detalle en cada una de sus zonas erogenas. El alfa sujetó sus caderas blancas con sus manos grandes enterrando los dedos en la piel que más tarde mostraría estragos de aquel salvaje toque, movió su propio cuerpo con fuerza cuando Louis se levantó sobre él robando el gemido más hermoso que nunca había escuchado. La sonrisa en los labios de Louis le dijo a Harry que tenía planeado algo que iba a sorprenderlo. Con suma agilidad cual felino el omega levantó su cuerpo sobre sus pies para acomodarse de forma en que su cuerpo conectará con Harry pero teniendo ambos pies detrás de su espalda, al igual que una flor de lotto. Apoyó sus manos en el cuello de Harry e inclinó el cuerpo hacia atrás para que este entrara en él de una forma diferente y más profunda, con más fuerza. Usar sus piernas como punto de apoyo para utilizar a su alfa como fuente placer y darle gusto al mismo tiempo, sujetar su cuello, sentir sus cuerpos juntos más en cuerpo que en alma. Gemidos suaves y gruñidos hoscos se unían componiendo una sinfonía celosa de dos partes donde cada uno reclamaba lo que es suyo y se adueñaba del cuerpo ajeno. Su capacidad sensorial se vio llevada al límite de lo que podía procesar borrando incluso todo rastro de juicio y pensamiento de sus mentes. No existía nada que no fueran ellos dos bailando una danza erotica sin ritmo establecido. Ambos, alfa y omega se adentraron en un terreno que conocían perfectamente bien, el único lugar terrenal donde todo se siente y quizás nada se vida, donde la realidad es un sueño y los sueños se materializan, juntos en cuerpo y alma caminaron por la senda del paraíso y el goce que los llevó directamente a la única sensacion explosiva que sus cuerpos eran capaces de producir: el orgasmo.

Un tirón en el vientre de Louis fue la gota de placer que derramó su cuerpo sobre el abdomen de Harry quien gruñó con fuerza anudando a su omega y sellando su pacto de unión reabriendo la mordida plateada sobre el cuello de Louis, el dolor se mezcló con el placer al igual que el sudor y la sangre de su mordida e hizo flaquear sus piernas cayendo sobre el cuerpo de su alfa que poco a poco se deslizó hasta el colchón. Su nudo creció casi dolorosamente liberando su semilla dentro de su omega de mejillas rojas, cabellos revueltos y ojos profundos como el mar. La sonrisa cansada y satisfecha de su rostro era incomparable con la felicidad tácita reflejada en sus ojos.

Louis sintió su cuerpo desfallecer con el cansancio sobre sus hombros y se quedó dormido sobre el pecho de Harry y con su nudo aún dentro de él.

—Duerme pequeño omega. -dijo mientras depositaba un beso delicado sobre la coronilla de su cabello—. Te amo tanto.


Larry's LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora