Los Labios de Laura

Prólogo

   Verla fumando a escondidas en el mismo lugar todos los días se podría describir como uno de los mayores placeres que tengo, la forma en la que sus labios toman el cigarrillo o la manera en que se ve al expulsar todo el aire me hacen pensar en cómo se sentiría besarla.
   Siempre la veo bajo el gran árbol que está delante de mi casa, la suya está frente a la mía, pero ella viene a fumar bajo el árbol de mi casa, tal vez porque lo hace a las cinco, la hora en la que mi madre todavía no llega, aunque sus padres hayan llegado ya a las cuatro, lo hace también porque a mi hermana no le importa y yo nunca le he dicho nada, ni siquiera sé su nombre, aunque se haya mudado hace ya un año, mi madre nunca se interesó en los nuevos vecinos y ellos nunca vinieron a presentarse, así que la llamo Laura, en mi mente le queda bien.
   Creo que Laura sabe que siempre la observo, varias veces sus grandes ojos almendrados me miran con miedo, tal vez miedo de que cuente que la veo fumar, aunque no sea tan malo. Ella siempre lleva su pelo rubio en un moño alborotado, y sus blusas nunca son ajustadas, la he visto llena de abrigos y también con vestidos, pero nunca la he visto con maquillaje.
   Muchas veces tuve la tentación de bajar con ella, pero al pensar en su mirada me asusto, me hace temblar.
   Nadie sabe de Laura, no le cuento a nadie de ella, pienso que si nadie sabe de ella puede que solo exista  para mi. Veo la misma película todos los días a las mismas horas, la observo fumar un cigarrillo tras otro, la veo dibujar y la veo incluso cuando lo único que hace es recostarse en el tronco del árbol para mirar el cielo, la veo tanto que cuando llueve y ella no aparece me siento vacío.
   Tal vez con la ayuda de quién sabe qué pueda algún día bajar a hablarle, saber cómo es su voz y que tan suave es su pelo, sentirla, asegurarme de que sí exista y que no sea solo mi imaginación. Algún día, y espero que sea pronto.