IV

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 De nuevo esa sensación en el estómago y de nuevo en la biblioteca frente a Mingyu, quien simplemente le miraba, sonriendo.

-Sólo dos segundos, nada mal. ¿Qué tal la experiencia? ¿Te ha gustado?

Vernon le observó. Aún tenía la respiración agitada, el haberse visto atrapado en un poema no era algo para lo que estuviese mentalizado.- ¿Por qué no me has explicado cómo tenía que salir?

-No creí que fuese necesario. De hecho, no lo ha sido. Mírate, has salido tú sólo y, a juzgar por el tiempo que has estado, no habrás terminado el poema, ¿me equivoco? -la mirada de Vernon le daba la razón.- Menos mal, porque esto es un poemario y podrías haber estado horas dentro... Que por si no lo sabías, el tiempo real no tiene nada que ver con el tiempo que vives dentro de una historia. Creo que no tengo más que decirte, quédate todavía un rato por esta zona. Cuando ya domines cómo salir de los libros, eres libre de ir a donde quieras. Vuelvo con Wonwoo; si necesitas algo, ya sabes dónde estamos -y con eso se fue, dejando a Vernon con la palabra en la boca. Aunque en realidad no tenía mucho más que añadir.

Decidió seguir el consejo y fue probando con más historias para acostumbrarse a la sensación y para aprender a salir. Después de varios libros infantiles y demasiados animales diciendo lo mucho que se querían, tuvo más que suficiente. No pensaba volver a ese pasillo a no ser que fuese absolutamente necesario.

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N/A: Esta es muy general, pero saqué la idea de un libro infantil en concreto

-Adivina cuanto te quiero, Sam McBratney y Anita Jeram

Biblichor [Esp.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora