4. Etiqueta

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Salir de aventuras simplemente es maravilloso, y más lo es cuando andas en grupo. A Lea le encantaba disfrutar con sus amigos y en ocasiones, se escapaba para divertirse con ellos. A sus trece años deseaba con todas sus fuerzas estar fuera de casa. Le llevaba la contraria muy seguido a su madre así que cuando ella decía «no», Lea decía que «sí». Los psicólogos mencionaron que la adolescente tenía lo que llaman Trastorno Oposicional Desafiante, mientras ella afirmaba que ellos estaban en lo incorrecto. Si Lea quería hacer algo, ella simplemente lo realizaba, aún si eso conllevara un castigo por parte de su madre.

Una tarde, se escapó con sus otros tres amigos hacia las montañas para acampar. Con cuidado, prepararon su tienda cerca del río y antes de que cayera la noche, decidieron explorar el bosque por un rato. Mientras aventuraban por el mismo, Lea continuó un rumbo diferente a sus amigos a pesar de que le avisaron que no se separara.

En su trayectoria por el oscuro bosque, comenzó a escuchar una voz.

—Niña, ¿qué haces vagabundeando por estos lares? Regresa con tus compañeros.

Lea se asustó y comenzó a dar vueltas intentando lograr encontrar de dónde provenía la misteriosa voz.

—¡Cuidado, niña! —regresó la voz—. En este bosque hay seres mágicos y puedes tener la peor o mejor experiencia de tu vida.

La joven miró a todos lados y no vio nada más que no fueran árboles. Lo que ella no sabía es que la voz venía del árbol más cercano. En esos momentos, se apareció frente a Lea una nube negra y el árbol le volvió a hablar.

—Es la nube del miedo —dijo—. Ahora mismo te está evaluando.

La nube dejó de ser y se convirtió en la madre de Lea, luego cambió a ser una culebra, y finalmente terminó siendo una etiqueta con nombre "Trastorno Oposicional Desafiante".

—Interesante. Tienes miedo de que te coloquen una etiqueta —dijo el árbol—. De que te sientas diferente a los demás y que ellos te vean distinta.

La nube se acercó más a Lea y le habló.

—Todos, de cierta forma, tenemos condiciones o situaciones que nos limitan de una forma u otra. Tengamos o no una etiqueta, siempre habrá alguien que nos verá distinto —le dijo la voz—. Ahora, regresa con tu madre que debe estar preocupada.

Esa tarde, Lea regresó con sus amigos, recogió todo y se dirigió a donde su madre. Jamás pensó que su mamá estuviera tan preocupada. Pidió perdón e hizo la promesa de que participaría de las terapias para ayudar con el tratamiento de su condición. Estaba lista para enfrentarla. 

Cuentos fantásticos [Antología] *Completa*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora