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Escuchaba el rugir de mi motocicleta mientras la brisa soplaba mi larga cabellera rubia

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Escuchaba el rugir de mi motocicleta mientras la brisa soplaba mi larga cabellera rubia.

Estoy en camino hacia mi ciudad natal, la ciudad en la cual crecí, donde me humillaron y destruyeron. Así que ahora estoy volviendo no por mi elección sino por la decisión de mi madre por querer que estudie mi último año de secundaria allá.

He pasado los últimos 2 años en Italia con mis tíos, donde aprendí a defenderme e incluso cambie mi personalidad.  Aprendí a defenderme debido a las constantes peleas que tenía por alla gracias a mi mejor amiga Kendall, la cual me enseñó lo necesario cuando me vió en mis primeros días allá, pero este no es el caso.

Al fin estoy en la ciudad de Los Ángeles, antes de conducir a casa voy a un Starbucks. Me quito el casco y sacudo mi cabellera, entro al local y hago la fila para después de recibir mi pedido sentarme en una mesa. En ese instante me encuentro con Linda Mckeleng, la chica que formó parte de los que me destruyeron, entrar junto con Josh Linares. En el instante en que entran me ven y sonrío pero al parecer no me reconocen y eso lo agradezco ya que este año tendré suficiente tiempo para lo planeado.

-Hola- coquetea Josh

-Hola y adiós- dije cortante mientras salía moviendo mis caderas

Luego de salir de ahí me subo a mi moto y me voy a toda velocidad. Llego a la casa de mi niñez donde viví hasta mis 15 años de edad. Bajo con mi mochila (mi equipaje llegará mañana junto con mi hermoso Lamborghini, regalo de mis padres por mis 16), se deben de pregunta el cómo obtuve mi moto, pues cuando estaba en Italia asistía a peleas donde te daban premios incluidos dinero, joyas, pases y accesos a diversos lugares, y por supuesto medios de transporte, de ahí obtuve mi maravillosa Ducati Panigale.

Guardo mi moto en el garage y me encamino a la puerta para tocar el timbre y al instante atendió Elizabeth; la ama de llaves.

-Señorita Emily- me sonrío Elizabeth

-Hola Elizabeth. No quiero que me llames así, llámame Aria (el cual es mi primer nombre)- dije sería a lo que ella asintió-¿Dónde están mis padres?- pregunté

-Están en la sala- dijo amablemente y yo asentí dirigiéndome hacia el respectivo lugar.

Cuando entré me encontré a mis padres sentados en el sofá junto con mis primos y tíos (con los que viví en Italia y demás). Al verme todos saltaron a abrazarme mientras yo me mantenía rígida en mi sitio con una mueca en el rostro, no soy amante de los abrazos ni de cualquier contacto físico.

-Hola Cariño- dijo mi madre mientras saltaba feliz

-Hola mamá- la miro inexpresivamente, no me gustó la idea de volver a este dichoso lugar.

-Hija, ¿cómo has estado?- me pregunta mi padre

-Dentro de lo que cabe bien- Mis ojos cayeron en mi padre el cual se ve algo nervioso

-Emi- gritaron mis primas

-Aria, me llamo Aria- dije mientras un gesto de desagrado adornaba mi rostro

-Pero siempre te llamamos así- dijo Gemma, mi prima de 15 años

-Sin embargo quiero que me dejen de llamar por ese nombre, quiero que desde hoy me llamen Aria,  Aria Swift- dije sin expresión en el rostro

-De acuerdo Aria- dijo Gemma

-Bien-dije- Papá, mamá necesito hablar con ustedes- dije encaminandome hacia la habitación de mis padres. Al llegar ambos tomaron asiento en su cama

-Hija, cuéntanos, ¿qué sucede?- pregunta mi madre preocupada

-Ya saben que no quería volver a este lugar, quería quedarme con mis tíos en Italia.- dije y ellos asintieron- Bueno, los complazco en venir y estar mi último año de secundaria con ustedes, les informo que no me quedaré con ustedes en esta casa, sino que me quedaré en un apartamento- dije concluyendo y ellos se paran en seguida

-De ninguna manera Aria- dijo mi padre

-Te quedarás aquí- demandó mi madre

-Mira mamá en primer lugar nunca quise quedarme aquí así que lo menos que pueden hacer es dejarme vivir donde quiera- dije enojada

-Pero hija- dijo mi madre sollozando, y aquí vamos con las lágrimas

-Mamá te prometo venir a visitarte, además el apartamento está cerca de aquí, solo a 5 calles- dije

-De acuerdo, pero ven a visitarnos- dijo mi padre

-Bien. Ahora como ya saben me tengo que ir- dije sonriendo

-De acuerdo hija, te amamos- dijo mi padre

-Yo igual- dije mientras me despedía

Me dirijo hacia mi nuevo apartamento. Aparco mi moto y me quito el casco pero al instante siento una mirada y cuando volteo encuentro al inigualable Ryan Rodríguez, el chico culpable de todas mis desgracias, el chico que me humilló, el chico del que me enamoré perdidamente, el cual hizo todo lo posible para que viviera un infierno y que ahora odio profundamente, ese chico ahora me está comiendo con la mirada. Ignoro a este y camino hacia la recepción donde me dan las llaves de mi nuevo hogar.

Cuando subo al elevador aparece Ryan el cual sube también al elevador y me sonríe pero yo lo fulmino con la mirada.

-Hola- me dice coquetamente pero lo ignoro y presiono el botón número 5 donde está mi apartamento. Subimos y al parecer también se dirige a ese piso ya que sale conmigo. Voy al número 203 y saco la llave, sin embargo me detengo cuando Ryan saca sus llaves y entra a un apartamento no sin antes guiñarme el ojo y me doy cuenta que vive ahí justo al lado mío.

Joder

Ahora tengo que soportar al chico que nunca quise volver a ver, todas las mañanas.
Entro al acogedor apartamento; el cual tiene 5 habitaciones amplias, 5 baños (el principal es el mío, el cual está en mi habitación), tiene una cocina pequeña con una sala acogedora y un balcón con vista a la ciudad.

Me encantó todo. Entro a mi habitación la cual ya tiene una cama y comienzo con quitarme los botines y mi chaqueta de cuero negro y tirarlos en una silla que se encuentra en una mesita (al parecer es un escritorio).

Me quito la ropa y me doy una ducha para después colocarme mi pijama la cual consiste en un camisón gris. Me cepillo los dientes, me ato el cabello en una coleta alta y después me duermo.
Me despierto justo a las 8:40. Tomo una ducha refrescante para así ponerme unos jeans ajustados color negro, una blusa roja y mi chaqueta cuero junto con los mismos botines de ayer. Termino con la rutina diaria y me alisto para así salir.

Salgo y me dirijo a la escuela donde tengo que hacer los trámites para inscribirme. Tomo rumbo y acelero para así estacionarme llamando la atención de los estudiantes (que vienen a inscribirse). Me bajo y quito el casco moviendo la cabeza para así soltar mi cabellera rubia, dejo el casco en la moto y la apago para así dirigirme a la entrada de la dichosa Escuela mientras todos los chicos me miraban con deseo y las chicas con envidia y yo sonreía mientras les enseñaba mi dedo de en medio.

Al llegar a recepción entré a la oficina del director.

-Señorita Emily- dijo el director sonriendo

-Director- dije mirándolo seriamente y este al analizarme se sorprendió

-Haz cambiado mucho- me dijo

-Si, ¿qué esperaba?- pregunte desafiante sabiendo que en el pasado cuando pasaba lo que pasaba venía hacia donde él llorando pero nunca me prestaba atención.

-Bueno- dijo incómodo y aclarándose la garganta- Señorita Emily- dijo y lo interrumpí

-Para usted Señorita Swift- dije ya irritada y el asintió con el ceño fruncido.

-Este es su horario, empezará el lunes, hoy es martes, de la semana entrante. La esperaremos encantados- dijo mientras me pasaba los papeles

-Tiene que ser una broma- susurre

-¿Perdón?- preguntó 

-Dije que será un placer. Hasta el lunes Director- Tomé los papeles y los guardé para después salir con la cabeza en alto.

Me dirijo a pasear por la escuela para así recordar mejor cada uno de los espacios de este infierno. Luego de 30 minutos, estoy lista y cuando voy por el pasillo me encuentro a las personas más detestables del planeta, los chicos que arruinaron mi infancia y que odio con toda mi vida:
Alison Miller
Linda Mckeleng
Jenny Kepler
Jenna Kepler
Cody Marín
Tom Pérez
Nicolás Houstong
Josh Linares
Ryan Rodríguez

Las 9 personas que acabaron con mi niñez y me destruyeron, ahora se encuentran a mi izquierda riendo pero al pasar se quedan serios al parecer sin reconocerme. Así que camino decidida hacia mi moto, me coloco el casco y me subo para acelerar a toda velocidad. Si, me destruyeron una vez pero no permitiré que lo hagan otra vez, este será el comienzo de Mi Dulce Venganza
























Espero que les haya gustado el primer capítulo de Mi Dulce Venganza.
¡Bye, besos!

Mi dulce venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora