The Dark Meaning of My Heart

Capítulo I

              ~•¿QUIEN ERA YO •~

Mis días iban de mal en peor, en el Colegio mis compañeros se alejaban de mi,  en las calles las personas me evadían.  A partir del momento en que esos rumores acerca de mi existencia se empezaron a difundir entre los habitantes del pueblo nadie quería mi compañía,  excepto mi abuela pero me preocupaba que a ella no le quedaba mucho tiempo de vida. Tenía 68 años y por su enfermedad se había ido debilitando.
Hoy cuando llegué a mi hogar, una cabaña un poco alejada del pueblo noté que no estaba mi Nana (de esta manera se me hacia más cómodo llamar a mi abuela) busque en cada rincón de la casa y lo único que encontré era una nota la cual decía:

Éla he tenido que ir al Doctor porque me he sentido mal, deje comida preparada en el horno para que comas.  Si no regreso en dos horas ve a recogerme a la clínica.  Sin más que decir nos vemos en un rato querida.
                                                      -Nana

Fui a la cocina y comí lo que mi Nana había preparado para mi, como siempre estaba delicioso.  Terminando de comer dejé todo en orden para poder ir a  mi cuarto y descansar un rato, el día no había sido nada fácil y necesitaba reponer un poco de energía.  Después de lo que fueron (a mi parecer) tres horas desperté, ordene mi ropa que había quedado un tanto rara por la posición en la que había dormido, me levanté con el objetivo de ir a buscar a mi Nana dado que ya era tarde supuse que ya había regresado pero no la encontré en su cuarto leyendo como habitaba hacer. Esto me alertó demasiado,  tome una sudadera,  las llaves de la casa y salí lo más rápido que pude hacia la clínica que estaba a unos 20 minutos caminando de la casa.  Cuando llegué fui directo con la recepcionista para preguntarle información sobre mi Nana.

-Disculpe Señorita Buenas Noches, mi abuela Elizabeth me ha dicho que vendría ¿Me podría dar información de donde se encuentra? 

-Buenas Noches Éla,  tu abuela llegó en muy mal estado físico. Me temo que tuvo que ser internada de emergencia, su habitación es la número 23

Al escuchar sus palabras mi corazón dolió tanto, solo quería ver a mi Nana así que corrí pasando por las habitaciones del pasillo hasta llegar a la puerta blanca donde en la parte superior central se encontraban las números 2 y 3 seguido uno del otro pintados de un color negro oscuro.  Sin más tiempo que perder abrí la puerta y pude ver a mi Nana recostada en una cama con varios tubos conectados a ella. Me dolió verla así, simplemente era  demasiado. Pude ver que ella abrió los ojos débilmente para poder verme, así que le acerque a la cama y tome su mano. Mi abuela con mucho esfuerzo empezó abrir los labios, intenté detenerla pero no pude así que solo deje que dijera lo que tenía que decir.

-Éla mi niña, que bueno que has venido. Al parecer no pasaré de esta noche por lo que me ha dicho el Doctor, mi enfermedad a ganado batalla y mi cuerpo ya no resiste más.

Estas palabras me lastimaron bastante, no quería creer el hecho de que me quedaría sola.  Mi Nana era todo lo que tenía. El dolor que sentía era tanto que no me di cuenta el momento en que las lágrimas salían continuamente de mis ojos. Sin embargo mi Nana continuo hablando.
- Sé que has pasado por días difíciles a partir de los rumores que se han ido esparciendo ti, sé que has estado confundida si es cierto lo que las personas han ido diciendo acerca de tu existencia, ha sido mi culpa por nunca decirte las cosas claramente pero ha llegado el momento de que sepas más acerca de tu origen y sabiendo que este día llegaría he escrito una carta en el que te explicó todo lo que sé sobre ti,  la he dejado en mi caja de seguridad que esta guardada en mi armario. La contraseña es 3856.

No podía creer lo que decía mi Nana, significaba que mi existencia no habían sido solo el producto del amor entre dos personas.  Que tal vez era cierto lo que decían de mi... Aunque la curiosidad me gritaba que fuera a la casa y por una vez de todas resolviera mis dudas, mi corazón dolía y solo quería permanecer a lado de mi Nana.

-Nana, no te preocupes.  Sé que si decidiste no decirme fue porque consideraste que era lo mejor para mí. Ahora descansa, sabes que te amo y gracias por ser mi vida.