Sweet

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Cassius Warrinton era tal como su nombre sonaba, pretencioso e inalcanzable, todos en el colegio lo conocían y no solo por simple e irrevocable hecho de que era malditamente atractivo, más bien tenía una vibra magnética que simplemente te hacía querer estar cerca de él, aunque es algo extraño, su popularidad se podría decir nació de la nada, no juega futbol ni pertenece a ningún equipo deportivo para ser venerado por todos gracias a sus logros, más bien creo que no pertenece a ningún club ni nada, se había trasladado de colegio hace un año y medio e inmediatamente obtuvo la atención de todos, casi no habla pero siempre se le ve riendo y jugando con una banda de chicos que a diferencia de él, ellos si pertenecen a diferentes clubs deportivos y son idolatrados como estúpidos por la gran parte de la escuela.

Recuerdo mi primera vez que entro al aula, uno de los prefectos lo presentó como Cassius Warrinton y a posterior lo dejo todo en manos del maestro en turno, por suerte, pensé, no le hizo pasar el fastidioso momento de obligarlo a presentarse frente a todos, simplemente le indico donde sentarse y la clase continuo, recuerdo que le tocó sentarse una fila delante mío, tenía peñas gotas de agua en su cabello castaño, ni siquiera me había dado cuenta que fuera estaba lloviendo recuerdo haber pensado, su piel en ese tiempo estaba bronceada, pero ahora parecía haber perdido ese tono un poco acaramelada y más bien se notaba pálida.

No me di cuenta que me había pasado los últimos diez minutos observándolo directamente, uno de sus amigos levantó una mano y yo respondí con el mismo gesto, después salí lo más rápido que pude de la cafetería respire hondo para calmar el nerviosismo y me dirigí al salón de clase. Tan pronto llegué abrí mi mochila saqué un papel, cerré la mochila y salí del lugar en dirección a las oficinas administrativas, tan pronto una de las secretarías me vio entrar sonrió - ¿Otra vez tienes que irte temprano? - si lo de siempre- respondí entregando el papel que minutos antes había sacado. ella lo tomo y me entrego un papel amarillo en respuesta - suerte - dijo tan pronto me alejaba, yo voltee a su dirección y le agradecí con un pequeño movimiento de cabeza. Respire profundo y salí de la escuela entregando el papel amarillo al guardia que tan pronto me vio ya había abierto la cerca sin necesidad de haber enseñado la hoja amarilla que era mi justificante. -que tengas suerte Noah- dijo después de cerrar la cerca - gracias Charly- le dije con una sonrisa; No pasaron ni dos minutos cuando un coche azul se paró frente a mí y abrió una puerta, -¿Listo?- preguntó mi madre - No - respondí con nerviosismo, ella rio y aceleró.

En todo el camino sentía como mi corazón latía con fuerza, e intentaba respirar lentamente pero nada estaba funcionando. y antes de que me diera cuenta mi madre ya se había aparcado en un gran estacionamiento perteneciente a un Gran teatro de piedra de estilo barroco, trague saliva, desabroche el cinturón de seguridad, cerré los ojos y dio un último respiro hondo, mi madre abrió mi puerta y salí del coche, mi madre traía una gran maleta, yo quería ayudarla pero sentía que mis brazos no responden, así que solo camine hacia esa edificación que ahora me parecía imponente.

Tan pronto entramos el bullicio dentro inundo mis oídos, me sentí mareado por un segundo pero me pare firmemente y camine hacia un área exclusiva, mi madre me siguió y en cuanto llegados a los vestidores, André me vio -Noah que bueno que llegaste - ¿viste a Priscila mientras entrabas? - no le respondí con el rostro - esa muchacha me sacara canas verdes - dijo mientras intentaba calmarse - bien no pierdas el tiempo cámbiate y luego pasa a que te maquillen - asentí y mi madre me tomó por los hombros llevándome hasta un área privada, me dejó la maleta y salió cerrando la cortina que dividía el espacio, me apresure a cambiarme, salí, me senté en una silla y me apresure a colocarme las zapatillas, tan pronto termine una chica se apresuró a maquillarme, siempre me había parecido algo chistosa la manera en que tenían que maquillarnos, pero ya me había acostumbrado hace años, los gritos de mi Maestro se escucharon llenos de calma cuando Priscila llegó al lugar ya a medio vestirse. el Maestro cerró los ojos y se aplasto el entrecejo mientras que con un ademán le decía a Priscila que continuara, ella con la cabeza baja fue directamente hacia la silla que se encontraba a mi lado y terminó de vestirse, tan pronto la chica que me maquillaba termino conmigo prosiguió a maquillarla, a diferencia de mi su maquillaje no era tan estrambótico, más la hacía lucir como una muñeca de porcelana. veinte minutos después, aun dentro de los vestidores se escucho como anunciaban que el evento estaba a punto de comenzar, yo mire al piso y después me vi al espejo, mi rostro está pintado como si fuera un tigre, reí y me pare de la silla, todos los demás hicieron lo mismo y nos acomodamos a los costados de la estrada del escenario y conforme la música de la orquesta en vivo comenzaba los bailarines fuimos saliendo, la primera en hacerlo fue Priscila , que tan pronto se paró al frente de la fila y escucho la música su ser se transformó, cambió de una persona asustada por haber roto una regla a ser la persona más segura que se pudiera ver, su cuerpo de irguió y en su rostro se dibujó una sonrisa. Su baile fue impecable y la razón por la que por más que sacaba canas verdes no la habían echado aún, aunque ya había recibido amenazas, todo se invalidaba cuando la veían bailar.

El acto duró alrededor de dos horas, al regresar a los vestidores mi madre me esperaba con una gran sonrisa. El Maestro André solo dejo que nos retiramos después de que habló con nosotros, básicamente nos regañó ya que unas cosas que se habían estado ensayado no resultaron tan tan bien, pero todos ya nos esperábamos eso asique no se sintió tan duro.

Me dirigí a mi madre que abrió la maleta y me entregó unos pants, yo los tome y empecé a ponérmelos, ya casi todos habían abandonado los vestidores, mi madre me tomó suavemente por el cuello -vamos... - dijo con una sonrisa, yo la mire y camine junto a ella, salimos y la entrada del teatro aún estaba llena de gente, al parecer va haber más presentaciones, pensé, salimos del teatro y tan pronto salimos pude ver que el Maestro André hablaba con alguien, abrí los ojos un tanto sorprendido cuando vi que era Cassius la persona con la que hablaba, él le entregó unas cosas en una maleta a André y después este último se alejó dando las gracias, no me había dado cuenta de ya habíamos llegado al coche de mi madre había estado absorto en la situación, y tampoco me había dado cuenta que Cassius se encontraba a unos cuantos lugares hasta que miro a mi dirección, sonrió levemente y después entró a un coche color verde y se fue.

Sí me pareció raro ver a Cassius en el estacionamiento del teatro, si, nunca lo había visto antes por allí, pero lo que me resultaba más extraño fue como André había tomado aquella pequeña maleta. Nunca me había dado cuenta de que Cassius en realidad era demasiado serio y su mirada parecía perdida. Nunca me había dado cuenta de que esos ojos almendrados siempre estaban vagando por el espacio sin llegar a ver nada en realidad. 


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NOTA AUTOR:

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SWEET SIDE / YAOIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora