Capitulo 34

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Aun no entiendo cómo pueden aguantar el calor con esa ropa, se sacan los cascos y Dios, como pueden verse tan sexys así

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Aun no entiendo cómo pueden aguantar el calor con esa ropa, se sacan los cascos y Dios, como pueden verse tan sexys así. Son hermosos los estúpidos!

-¿Ahora no nos invitan a las juntas?
Nos dice Andrés, haciéndose el ofendido.
-Era un día de chicas, además ustedes tampoco no invitaron, así que no reclames Andrés.
-Mira Andrea, como ustedes están acá es obvio no han revisado sus celulares, les mandamos un wsp, pero como no respondieron salimos nosotros!
-Tampoco íbamos a salir con ustedes, como te dije es un día de chicas.
-Por tonta no te voy a prestar mi moto!
-MADURA Andrés!

Se dio la media vuelta se puso su casco y salió a la pista de tierra a hacer sus piruetas. En este momento me cae muy mal, porque las motos son una debilidad para mi.

-Andrea...
Esa voz me saco de mis pensamientos.
Le hago un gesto de negación con la cabeza y vuelvo a lo que estaba haciendo.
Se puso su casco y se dirigió donde los chicos.

-¿Quieres irte?
-No chicas, no puedo dejar que me afecte. Así que nos quedamos.
-¡Así se habla!

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Cuando estamos en el agua, sentimos como si viniera una manada sobre nosotras y nos damos cuenta que son estos tarados que vienen como animales. Se tiran todos al mismo tiempo y cerca de nosotras lo que provoca que se nos venga toda el agua de sus bombazos a nosotras quedando totalmente mojadas.

-IMBECILES!!!
Se ponen a reír, es obvio que lo hicieron a propósito.
-¡Andrés esta me la pagas!
-Mírate Andrea por favor, eres una pulga que me puedes hacer tu a mí.
-Ya verás ¡idiota!

Me salgo del agua y me encamino en la mantita, me quedo ahí, ideando mi plan. Y disimulando también para que no sospechen nada.
La chica se acerca y se recuesta conmigo.
Con los ojos cerrado y echada para atrás.
-¿Que estas planeando?
-Su ropa. La dejaron ahí.
Estaba a los pies de la manta.
-Aja, ¿qué quieres hacer?
-Desaparecerla... Están con sus boxers solamente.
-¿Dónde la quieres dejar?
-En alguna copa de un árbol, cosa que les cueste encontrarla y sacarla.
-De ahí soy.
Mira disimuladamente donde están todos.
-Hay que hacerlo ahora, párate.

Agarramos todas sus cosas, vamos por un caminito que está un poco más allá de donde están nuestras cosas, hay un árbol perfecto, me subo con toda su ropa, menos los zapatos, los dejo al final.

Las dejo lo más alto posible del árbol, bajo y busco los zapatos, los amarro de los cordones así los puedo subir todos de una vez y los dejo más alto de donde deje la ropa

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Las dejo lo más alto posible del árbol, bajo y busco los zapatos, los amarro de los cordones así los puedo subir todos de una vez y los dejo más alto de donde deje la ropa.

Me bajo y nos dirigimos adonde estábamos, nos volvemos a recostar.

Empezamos a guardar las cosas para irnos, mañana hay clases y tenemos que descansar.
Estamos aprovechando las últimas semanas de verano. Las Clases terminan en otoño.

Las chicas vienen hacia nosotras para vestirse. Nosotras tenemos todo listo, tenemos que arrancar. Cuando se han vestido nos encaminamos a tomar el bus que nos deja en el pueblo.
De repente sentimos un grito.

-¡¡¡ANDREA, ME LAS VAS A PAGAR!!!

Le tiro un beso de lejos y le guiño un ojo.
Con la chica nos matamos de la risa.

-¿Qué hicieron?
Preguntan las chicas.
-Una pequeña maldad.
Les digo aleteando las pestañas. Y ellas se ríen también.

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