Niño mimado

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"Nosotros los humano tenemos muchas definiciones u opiniones del placer, inclusive hay diversidad de métodos para obtener aquel goce de sentimientos inexplicables

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"Nosotros los humano tenemos muchas definiciones u opiniones del placer, inclusive hay diversidad de métodos para obtener aquel goce de sentimientos inexplicables. Lo primero que llegaría a la mente de cualquiera sería el relacionarlo con el acto carnal de dos seres, o claro, en aspectos más puros; el disfrutar de algo que te gusta. Intentar no ser atrapado por un sentimiento tan poderoso y añejo, (que incluso forma parte del subconsciente humano desde sus inicios) es prácticamente imposible. Son pocos los motivos y razones suficientemente fuertes e importantes que impiden caer en el juego del placer, si... Juego, porque eso es lo que es, un simple pero a su vez complicado juego de azar."

— ¡Pequeño pedazo de mierda!, ¿cuánto tiempo piensas seguir dormido?— Preguntó el ruso de cabellera dorada cual oro puro, dando un fuerte golpe a una puerta hecha con madera de cedro de la habitación, al otro lado de esta se encontraba un adolescente de cabellera platinada y ojos como dos par de zafiros; el brillo ámbar del sol mañanero golpeaba con fuerza el rostro angelical del menor, quien se oculta bajo sus suaves y tibias sábanas blancas. Más aparte los gritos del mayor resonaban como eco en toda la habitación, haciendo imposible la idea y deseo de seguir durmiendo.

— Déjame dormir un poco más, no tengo cita alguna registrada en mi agenda por lo que resta del día.— Respondió sin interés alguno mientras suelta un pequeño bostezo, a puño cerrado y con gentileza tallaba sus ojos.

— Imposible, ¿tan si quiera tienes idea de cómo se maneja una?, deja de ser un parásito y levántate de una vez por todas; además Makkachin lleva rato llorando por su desayuno.— Contesta el mayor entre dientes, realmente odiaba el tener que despertar a su hermano por las mañanas con el fin de tratar hacerlo salir tan si quiera una vez de la habitación con el fin de alimentar a su mascota. Si había hecho gastar tanto a sus padres para cumplirle el capricho de tener ese caniche, minimo él tenía que hacerse cargo de los cuidados que un animal merece.

— ¿Por qué simplemente no lo alimentaste?, fin del problema.— Exclamó el menor acomodándose de forma en la que quedo sentado justo en el borde de su cama, ¿cómo había sido posible que sus padres lo dejaran a merced y voluntad de una bestia?, se preguntó así mismo mientras su vista se desvía a una fotografía de él junto a su madre y padre parados frente a su casa de verano, esta reposaba delante de una lámpara; justo sobre su cómoda realizada y creada con madera de arce. Extrañaba su hogar; la comida, los paisajes, el frío abrazador, las sirvientas, sin mencionar las comodidades de estar en Rusia, ¿por cuánto tiempo estaría en esa asquerosa pocilga?

— ¿Sabes?, por primera vez en tu vida deberías dejar de ser un niño mimado y malcriado, haz algo de provecho.— Continuó el mayor sermoneando desde afuera de la habitación, sin saber que era totalmente ignorado por el platinado, quien estaba hundido en una marea de pensamientos.

Al no escuchar respuesta o reclamo alguno suspira resignado dando así media vuelta para comenzar a alejarse de aquella habitación y volver a la cocina. Ahí mismo fue recibido por el hambriento caniche de pelaje café, Plisetsky no se molestó al sentir como el animal subía dos de sus patas sobre sus piernas, al contrario; le mostro la más amable sonrisa y rasco con sumo cuidado la cabeza de este. — Lo siento Makkachin, hoy tampoco lo logré...— Murmuro en bajo sin dejar de darle aquellas muestras de afecto, no es que el rubio odiara a los perros, (como lo creía Victor) lo que ocurría es que él era más de gatos y además, tenía uno sumamente celoso.

— ¿Tienes hambre Makkachin?, ¿quieres que te alimente?— pregunto de una manera un tanto bochornosa pero para suerte del mismo el caniche era el único en aquel lugar. Recibió un par de ladridos y jadeos, lo que Plisetsky interpreto como un sí, retiro con suavidad al animal de su hermanastro y comenzó a caminar en dirección a una pequeña lacena debajo de su lavabo: su interior estaba repleto de productos para limpieza y varias bolsas con alimento para gato y una que otra para perros de razas grandes; con algo de dificultad saco dos bolsas y como pudo lleno dos platos con cada uno de ellas — Potya, es hora de la comida.— Exclamó colocando el plato de Makkachin junto a uno de agua, de inmediato al ver esto el caniche corrió al sitio donde su alimento fue colocado, mientras que un felino de pelaje fino y suave cual lana se asomó desde una esquina, al observar lo que sostenía el rubio comenzó a caminar hacia el con el rabo levantado y lanzo algunos maullidos hasta que se le fue entregada su comida.

Por otra parte el platinado seguía encerrado en el interior de su fría y silenciosa habitación, se negaba rotundamente a poner un pie fuera de esta por el simple placer que sentía al escuchar a otros rogarle, pero comenzaba a aburrirse de estar la mayor parte del tiempo en su celular. A demás sus padres le habían dicho que ese sitio era muy hermoso y lleno de diversidad cultural (o algo así, realmente no presto mucha atención) luego de un largo tiempo el menor se decide finalmente a salir de aquel deprimente sitio; al abrir la puerta se le hizo de manera extraña el no ser recibido por su hambrienta mascota, o al menos hasta que puso un pie fuera.

Desde la distancia se escuchaban las patas del caniche corriendo en dirección donde estaba, al estar cerca sin pensarlo Viktor se colocó de cuclillas y de esa manera abrazo el pelaje de Makkachin, mientras que este movía su rabo de un lado a otro y le lamia las manos. Como si fuese una madre que no ha visto a su pequeña criatura durante un largo tiempo. — Me alegro que estés a salvo, amigo...— Comento el menor con una sonrisa en el rostro, dejando que el contrario pasara su rasposa lengua sobre su mejilla, a decir verdad le preocupaba que Plisetsky le hiciera algo con tal de amenazarlo con salir de su habitación. — Dime, ¿esa horrible bestia no ha intentado comerte o algo por el estilo, cierto?— pregunto el chico esperando una respuesta que obviamente nunca llegaría mientras lo tomaba del mentón y proseguía con las caricias de manera lenta. Sin duda ambos disfrutaban de su mutua compañía; — De acuerdo, vamos a alimentarte.— comento para ponerse de pie.

Y así fue como el platinado se aventuró por cuenta propia a cada una de las habitaciones (o al menos las que se encontraban en el segundo piso). Era algo desagradable para sí mismo admitir que su hermanastro tenía un refinado y elegante estilo, al menos si se trataba de decoración; al menos había sacado algo de provecho, pensó para sí mismo el menor mientras dejaba escapar una pequeña risa. Al no encontrar nada de su interés o rastro del mayor camina hacia las escaleras que conducían al piso de abajo, conforme avanzaba no pudo evitar el escuchar unas voces. Viktor soltó un pequeño suspiro y en su rostro se dibujó una sonrisa. — Yuri, ya he salido de mi cueva.— Dijo con un tono un poco elevado para ser escuchado, pero parecía no ser lo suficientemente fuerte, ¿o sería que había sido ignorado?

Al parecer sí, puesto que se escuchaba su molesta risa por todo el lugar; esto molesto un poco al platinado, provocando que frunciera levemente el ceño. Aunque muy en el fondo le intrigaba saber quién o qué era lo que provocaba que él mayor riera de esa forma, murmurando cosas comenzó a caminar en dirección de donde provenían las voces: — ¡Yuri!, te dije que...— no pudo ni si quiera terminar su reclamo, se encontraba en un modo de trance ante lo que miraban sus ojos; ¿era acaso que seguía durmiendo y esto era un sueño?, ¿ese tipo era real al menos? Y más importante... ¿Qué era lo que hacía con Yuri? — ¿Quién eres?— pregunto una vez que comenzaba a procesar todo.

N/A: Antes que nada agradezco el que te hayas dado el tiempo de leer, si eres nuevo te doy la cordial bienvenida y te invito a estar atento de futuros proyectos (sin olvidar este), para mis lectores:  Unas cuantas personas y yo estamos trabajando ...

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N/A: Antes que nada agradezco el que te hayas dado el tiempo de leer, si eres nuevo te doy la cordial bienvenida y te invito a estar atento de futuros proyectos (sin olvidar este), para mis lectores:  Unas cuantas personas y yo estamos trabajando para hacer de esta historia una mejor. Muchas gracias por la atención brindada... ¡Nos leemos pronto!

Play with me, Daddy! [¿Cancelada?]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora