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Sharon.
Primer día de preparatoria. ¿Qué puedo decir? No tengo expectativas. Hace tan solo dos meses, vivía en California con mi mamá. Sin embargo, ella y yo pensamos que lo más sano para ambas sería empezar de cero. Así que un nuevo comienzo para mi. Ahora vivo, quizás sólo temporalmente, con mi papá en Nueva Orleans. Me metió a una escuela totalmente distinta a las que estoy acostumbrada. Aquí no hay uniformes, me han contado que hay fiestas cada viernes y que ningún alumno respeta a los maestros. Puede sonar común, pero para mi es muy distinto a todo. Mi mamá siempre me enseñó a ser la típica chica con buenas notas, sin faltas y con amigas buenas que se juntan cada fin de mes a preparar pasteles. Pero como ya dije, esto es un nuevo comienzo para mi. Dejaré que la vida me sorprenda con lo que sea que me ponga en frente.
Me vestí casual. Unos pantalones de mezclilla a la cadera, unos botines negros, un suéter rojo y sin nada de maquillaje. Cuando salgo de la habitación, me percato de que mi papá ya se fue a trabajar. Entro a la cocina para tomar un yoghurt bebible del refrigerador y salgo de mi casa. Mi nueva escuela no está lejos de mi casa. No son más de cuatro calles. Con cada paso que doy, me fijo en cada detalle de esta nueva ciudad para mi. Es bonita, y quizás mejor que California. California está llena de turistas, tráfico, ruido, contaminación y gente que se cree superior por el simple echo de vivir allí. Sin embargo, Nueva Orleans conserva un toque especial, ese toque de pueblo. Las casas son pequeñas y de madera. Las calles sólo están transitadas por niños en sus bicicletas, lo único que se escucha de fondo son los pájaros cantar y el cielo es completamente azul. Al llegar a mi escuela, no puedo evitar sentir mariposas en mi estómago. Hay muchos más chicos de los que imaginaba, chicos de todo tipo. Desde las chicas populares, hasta las chicas que no son populares. Los chicos del equipo de fútbol, los chicos que seguramente saben más de matemáticas que cualquier otra persona en el país, los inadaptados y mucho más... Algo que me gusta mucho es la libertad de expresión. Cada persona está vestida conforme a su personalidad, y eso me hace sentir un poco de seguridad. Suelto un suspiro y entro al edificio. Rápidamente encuentro el aula donde tomaré mi primera clase y aquí voy, mi primer día de escuela...

En realidad, el día fue bastante bueno. Nada especial, pero nada malo. Elegí buenos maestros, buenas materias y creo que no llamé demasiado la atención en clases, lo cual es bueno. El timbre que anuncia el fin de mi última clase suena y guardo todas mis cosas en mi mochila. Al salir del edificio veo algo que llama realmente mi atención. Un coche convertible estacionado frente a la escuela. En el asiento del conductor, hay un chico alto. Tiene el cabello largo y rubio con tintes castaños. Trae puesta una camiseta que deja ver parte de su pecho y una chamarra de cuero encima. Sus ojos están cubiertos por unos lentes de sol y tiene una sonrisa que no puedo evitar pensar que es realmente bonita. Mientras tanto, una chica vestida en unos pequeños shorts y una camiseta que deja ver su ombligo, se mete al auto con él. Seguramente son novios. Se dan un corto pero apasionado beso y se van de ahí. En eso, una voz interrumpe mis pensamientos.
—Es Jon.— Volteo de inmediato y el que habla es un chico de mi estatura, con el cabello algo largo, los ojos cafés y la piel pálida.
—¿Qué?
—Eso, él es Jon.— Dice señalando el auto que poco a poco va desapareciendo de mi vista.
—Ah...— Es lo único que sale de mi boca. No sé qué más decir.
—Tranquila, chica. Es normal, toda la escuela está enamorada de él. También las maestras.
—No estoy enamorada, simplemente lo estaba viendo.
—Porque te gustó. ¿O estoy mintiendo?
—Estás mintiendo. Ni siquiera lo conozco.
—Pero piensas que es lindo.— Dice con una sonrisa maliciosa.
—Eh... Tengo que irme a casa.— Me doy la vuelta y comienzo a caminar en dirección a mi casa. Escucho como el chico suelta una risita y yo no hago mas que suspirar. Es verdad, ese tal chico Jon es lindo, pero no quiero crearme una reputación en mi primer día. Además, cualquier chico es lindo a su manera. Al llegar a mi casa, decido olvidar el tema y ponerme a hacer tarea. Un poco de matemáticas y algo de biología. Casi al terminar, soy interrumpida por unos pequeños golpes que provienen de mi ventana. Al principio no veo nada, pero me percato de que son piedras lo que golpean. Me levanto de mi silla y me asomo por la ventana. Me quedo un poco sorprendida a ver al mismo chico que me habló hace rato en la escuela. Abro la ventana y decido hablar.
—¿Qué haces aquí?
—Vengo a hablar.
—¿Cómo mierda sabes que vivo aquí?
—Bueno, resulta que vivo a dos casas de la tuya, y te vi entrar.
—¿Qué quieres?
—Ya te dije, hablar.
—Agh...
No contesto nada más y bajo hasta la puerta principal para abrirle. El chico entra a mi casa como si tuviéramos toda la confianza del mundo. Se sienta en el sofá y me hace una seña para que me siente a su lado. Eso hago, y no hago más que mirarlo confundida.
—Antes que nada, me llamo Tico.— Dice sonriendo.
—Eh... Yo soy Sharon.
—Lindo nombre, ¿alguien te habló sobre la fiesta del viernes?
—No, eres la única persona con la que he hablado.
—Bueno, entonces toma esto como una invitación.
—¿Una fiesta de qué?
—Verás, todos los años la escuela nos presta la cancha de baloncesto para hacer una fiesta de iniciación.— Hace una pausa y sonríe. —Sirve para que los nuevos como tú, conozcan a los viejos como yo.
—No creo poder ir... Mi papá quiere que vayamos al cine.
—Si fuera tu, iría. Eso habla mucho de quién eres. Generalmente las niñas que no van, se convierten en inadaptadas.
—Yo... Bien, iré.—
—Además va a ir Jon. Podría ser tu oportunidad para hablar con él.
—Tiene novia.— Tico suelta una sonora risotada y niega.
—Esa chica no es su novia. Simplemente están juntos porque no tienen con quién más acostarse cada vez que están calientes.
—¿Y eso no es tener novia?
—No. Soy el mejor amigo de Jon. Lo conozco bien. Está esperando a una chica que valga la pena para él.
—Espera, espera, espera. ¿Eres su mejor amigo?
—Así es.
—Pensé que simplemente lo conocías.
—En fin, da igual. ¿Entonces te veo por allá?
—Supongo que si...
—Pasaremos por ti a las ocho.— Dice levantándose.
—¿Pasaremos?
—Si, le diré a Jon que venga en su auto.
—Bueno, supongo que gracias... Pero antes de que te vayas, tengo una pregunta.
—¿Cuál?
—¿Por qué estás tan aferrado en juntarme con Jon?
—Oh, no es nada especial. Siempre trato de conseguirle chicas.
—¿Él sabe esto?— Digo algo ofendida.
—No, es una cuestión de mejores amigos. Te veo el viernes, Sharon.— Tico me guiña un ojo y sale de mi casa, dejándome confundida y con mil preguntas en mi cabeza. Definitivamente esta no es la clase de personas a las que estoy acostumbrada, pero podría ser interesante, y como ya mencioné antes, estoy preparada para cualquier cosa...

Love Lies. (Jon Bon Jovi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora