Capítulo 7

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Que lindos colores pasteles decoraban el pacífico atardecer. Con nubes cremas moviendose al compás de la calmada y relajante brisa.

Era un ambiente que a cualquiera pudiese relajar, Bueno...

A cualquiera, excepto a Colin.

La computadora se hallaba sentada justo en el lugar el cual se sentó a hablar la otra vez con Shrignold, y en donde casi Tony lo termina besando.

Al recordar lo último la computadora obtuvo un leve sonrojo en las mejillas y un sentimiento de decepsión lo invadía, cuando ese recuerdo amenazaba su conciencia.

– Nisiquiera te atreviste a ver cómo estaba... O disculparte... – Suspiró el computador triste, bajando su cabeza –, bueno; no es como si hubiera tenido la esperanza que fueras a verme...¿O si? – Se decía a si mismo, mirando sus pies.

Vaya, el pobre Colin si que se sentía mal.

Acariciaba los vendajes que había en su monitor con delicadeza, esperando a que estos algún día sean retirados. Era incómodo para el sentir esa tela en su superior, ¿Sabían?.

Solo estaba ahí, sentado, decepsionado y frustrado. No lo culpo, digo. Solamente pónganse en su lugar.

– ¿Acaso es mentira todo lo que me dijiste? ¿Acaso solo sientes odio por mí aún? – Bajó la mirada con sus ojos cristalinos –. P-porque... ¿Porque no puedes amarme como yo te amo a ti, porque no puedo dejar de sufrir por tu culpa? ¿A-acaso te eh lastimado más de lo que tú a mi? S-solo dime... Dime si... Quieres que me aleje de tu vida y... Te deje en paz, para siempre...

¿Las palabras de Tony de verdad fueron sinceras alguna vez en verdad, para el?

– Lo amo, Pero... Después de todo lo que pasó, ¿Que puedo pensar de él? El fue capaz de hacer que viva el sufrimiento y la humillación en el pasado... – Dió un último suspiro, esta vez pesado, para de ahí mantenerse en un melancólico silencio, intentando sesar las lágrimas.

La computadora estaba tan ocupada  desahogandose que no se dió cuenta que  Paige miraba toda la escena por la ventana; cruzada de brazos y con el ceño fruncido.

Giró a ver con molestia al amo del tiempo. – ¡Oye, cobarde!, ¡Ve de una vez y háblale! – Gruñó la libreta irritada, estaba perdiendo la paciencia.

– ¡N-no puedo! – El reloj estaba nervioso, muy nervioso, temblando con sus delgadas piernas que parecían alambres delgados.

Su rostro describía miedo, mucho miedo y nervios. ¡Joder! No podía ahora presentarse de la nada y hablarle así nomás al chico que acaba de meterle un navajon en la cabeza.

– C-creo que... ¡E-esta meditando! n-no quisiera molestarlo en...¿Plena meditación? – Dió una sonrisa falsa, intentando ocultar el temor que ya era evidente desde hace veinte minutos.

– ¿Quieres que Colin te disculpe por la estupidez que hiciste? – Lo miró, sarcástica.

– ¡S-si! Pero... – Antes que Tony pueda explicar su argumento, Paige ya lo había sacado de la casa, empujándolo.

Hay que tener paciencia, decían. Pero, joder; no se puede tener paciencia con alguien como el reloj.

Le cerró la puerta bruscamente detrás de él. Tony juraba que si salía vivo de esta, usaría a Paige como papel higiénico.

« Maldita sea, libretita... » Pensó.

Y ahora ambos, tanto como el relojero y el computador, estaban a centímetros de encontrarse.

》 ᴍʏ ᴛᴏɴʏ 《 • əɯıʇ ןɐʇıפıρDonde viven las historias. Descúbrelo ahora