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A veces me echo la culpa, por haberme apegado tanto, por haberme ilusionado, por no haber puesto escudos.

Pero he logrado comprender que nunca nada fue mi culpa. No es mi culpa que las personas mientan, que jueguen con los sentimientos de los demás, que dañen.

No puedo simplemente echarme la culpa de los errores de alguien más.

Para leer y recordarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora