Hermosa consecuencia

Suena...

Una canción en bucle. Una tarde solitaria para encarar tus verdades. Unos acordes y unas palabras que te recuerdan aquello que una vez sentiste; un sentimiento en una sola dirección, que dolió, que quemó, que te hizo feliz y volar para luego estrellarte. Un sentimiento que sí, no supiste ver qué era, pero te hizo soñar, te hizo feliz, te hizo vivir y te hizo crecer. Y que tuvo, y tiene, consecuencias.

La más importante, además del dolor, saber al fin tu verdad. Saber quién eres. Saber qué buscas. Poco imagina esa persona el regalo que te hizo sin saberlo; aunque quizás, ella supiese leer en ti más que tú misma.

La amaste, pero no estaba destinada a estar en tu vida. Igual que muchos a los que amaste alguna vez, igual que a los que, incluso, anhelaste aun sin conocerlos; como aquella pequeña niña que te dejó aún antes de que pudieras ver sus ojos, o aquel hombre para el que eras el mundo y que, sin poder evitarlo, tuvo que soltar tu mano demasiado pronto y dejarte sin guía. Y algunos "amigos", algunos compañeros y personas que te conocen, en las que confías y que forman parte de tu vida, pero que no saben oír tus silencios ni responder a tus suplicantes miradas invisibles, que están demasiado ocupadas para simplemente "estar".
Y ella, aquella gracias a la cual estás ahora ahí, buscando consuelo en la voz que sin conocerte parece comprenderte y acompañarte en tu soledad, en tu tristeza, en tu búsqueda de compresión. Porque te estás comprendiendo pero hay alguien, alguien que es quien más debería intentar hacerlo, que no lo hace; que no entiende, que no quiere entender, que no quiere conocer del todo cómo funciona tu corazón.

Porque en un mundo de soles y lunas, eres una luna que amó a otra luna; eres una luna que no busca su complemento en un sol, sino en otra luna como tú. Una luna que, si tienes la fortuna de encontrarla, quizás sea la más hermosa del mundo, la que te dé toda la luz que necesitas y te llene de felicidad, pero que esa persona que es un pilar de tu vida nunca aceptará, nunca le agradará; porque, que dos lunas se amen, "no es normal". Porque para ella, para muchos, "lo normal" importa más que quién seas, porque para muchos lo que llene tu corazón no es un motivo de dicha cuando es diferente, cuando no es lo que esperan, cuando no es lo que planearon.

Por eso estás ahí, abrazada a tu soledad y al cuaderno entre tus manos para aliviar tu alma, para reunir las fuerzas para seguir, oyendo esa canción que es como un bálsamo una y otra vez. Repitiéndote que no hay nada malo contigo, que estás viviendo unas consecuencias pero no son malas, son, simplemente, las consecuencias que te hacen ser quien eres.

Te sientes más liviana, sientes que escribir unas letras, la soledad, la música y el tiempo deslizándose despacio, te sanan. Entonces se abre una puerta, y la misma persona que horas antes te hizo saber que no acepta ese aspecto de ti, descubre que has llorado. Y se sorprende. A sus ojos no tienes motivos, a sus ojos su incomprensión y sus palabras no deben ser hirientes para ti, solo porque no hubo ofensas, no hubo gritos... ¿Acaso hacen falta?
Hábilmente gira la ruleta. Tú debes entenderla, tú no debes exigir comprensión; tú no sufres, tú estás confundida, tú no necesitas compartir, desahogarte o ser entendida. Ella es la impactada,ella necesita tiempo, ella es la decepcionada, la que nunca podría estar conforme con lo que deseas; ella no considera que necesites apoyo, no quiere saber por lo que has pasado y pasas.
Ironía, sarcasmo, reproche, frialdad. "Eres muy liberal, no te esconderías de nadie. Pues bien, lo aceptaré cuando llegue el momento, o fingiré aceptarlo".

Y entonces lo confirmas. Eres una luna que busca a otra luna, y necesitas estar lejos, abrir tus alas y volar alto, tan alto que las flechas de la incomprensión no te alcancen. Tan alto que alcances tu luna, la luna que ames, la luna que te ame. La luna con la que compartas tus consecuencias, que las acepte y no le importen, porque sus consecuencias serán también las tuyas.
Será la luna que en algún lugar espera por ti, y brillaréis juntas. Tanto, que no habrá tristeza, soledad ni dolor.

Simplemente porque..., crearéis juntas una hermosa consecuencia.