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-Lamentablemente, aún no hay información sobre los crimenes que están aconteciendo ultimamente en la ciudad -Escuché, sonaba lejano y a la vez cercano en alguna televisión.

Seguí con los ojos cerrados, quería seguir durmiendo.

-Te dije que prender la televisión no ayudaría -Dijo alguien.

-¿Entonces quién la despierta? -Le preguntó otra persona.

Ambas voces eran femeninas o almenos eso se escuchaba.
Luego de un rato las dejé de sentir hablando, seguí retomando el sueño pero un liquido frio me recorrió la espina dorsal y solté un grito que de seguro se escuchó hasta la proxima cuadra.

-¡Emily! -Me gritaron- ¡Vamos a llegar tarde!

Cuando me dí vuelta y vi a las dos personas que me miraban sonrientes supuse que iba a llegar tarde.

-Chicas...-Dije- ¿Qué hora es?

-Son casi las ocho, vamos a llegar tarde Emily -Me dijo Jane, mi mejor amiga. Es muy bella, tiene el pelo de color fuego y su piel de porcelana blanca enamora a cualquiera.

-Apurate guapa -Dice Anna. Ella es igual de guapa que Jane, su cabello es muy oscuro, su piel es blanca y tiene unos hermosos ojos azules.

-Esta bien -Les respondí.

Ellas bajaron las escaleras al primer piso para esperarme en la sala, yo corrí a buscar mi ropa y me alisté rapidamente. Bajé las escaleras y me tropecé en el camino, golpeandome duramente contra el suelo.

-Ay -Me quejé con un par de lagrimas.

-Cariño, ¿Estás bien? -Pregunta mi madre, preocupada.

-Sí -Le contesté.

-Almenos llegaste -Habla Jane tomandome del brazo y llevandome con ella- ¡Nos vemos señora Lake! -Se despide de su madre mientras me saca corriendo de la casa.

Con las chicas corrimos hacia la escuela, por suerte no estaba tan lejos y por suerte, llegamos un minuto antes de que cerraran el gran portón que habia de entrada.

Cuando ya me dejaron sola para irse a sus salones, fui caminando al mio, me gustaba como lo habían decorado por Halloween, se veian bastantes aterradoras las vendas con sangre colgando, y además todos estaban en clases o almenos la gran mayoría, por lo que estaba sola en el pasillo. Que suerte que mi profesor no estará esta semana, tuvo un accidente.

La decoración se sentía tan real que cuando vi la de un espantapajaros me asusté, retrocediendo y emitiendo un pequeño chillido. Tenia el collar algo desacomodado.

-Debería arreglarlo -Dije en voz alta y me acerqué, me aterraba que alomejor se moviera, pero por suerte no lo hizo mientras yo le acomodaba el collar-. No pasa nada.

Trataba de tranquilizarme, seguí caminando hasta llegar a mi salón.
Como casi siempre ultimamente, nadie vigilaba a la clase, no era un caos total, pero si necesitamos algo de control para no desatarnos.

-Hola Lake -Me saludó Aiden-, una chica vino a darme hielo y me dijo que era para tí, ¿Te sientes bien?

Me senté junto a él mientras trataba de asimilar sus palabras hasta que las comprendí.

Chica, hielo, yo.

Mi golpe de la mañana, seguro fue Jane o Anna quien vino a dejarle el hielo.

-Gracias -Le contesté recibiendo el hielo-, está linda la decoración de Halloween, sobretodo el espantapajaros, me dio un susto.

Me coloqué un poco de hielo en la cabeza, me dolía un poco.

-Ah sí, está guapo, aunque no ví al espantapajaros -Me dice.

-Pero si estaba muy cerca de esta sala -Dije. Sorprendida pero le resté importancia, seguro no lo vió, no todos se paran a examinar lo que hay en el camino.

-Yo solo vi las vendas -Me responde.

Tenía sueño, anoche me dormí muy tarde, todo por ver esos programas de la televisión, me quitan la energía.

Me recosté sobre la mesa, despues de todo nadie me iba a regañar, porque no tenemos profesor.

Cuando desperté no habia nadie, giré la cabeza hacia todos lados, ni una mosca.

Miré la hora en mi celular, habían pasado apenas diez minutos desde que me fuí, alomejor si salgo veo a uno de mis compañeros y me dice donde están todos.

Salí de la sala de clases, el cielo estaba nublado y no había ni un alma en los pasillos, ni en el patio, los pasillos del primer piso no los podía ver desde donde estaba debido a que estaba en el segundo piso. Caminé un poco, de la nada comenzó a hacer mucho frio.

-Debí abrigarme más -Dije mirando a todos lados, no corría viento pero sentía que la decoración se estaba moviendo demasiado.

-Debiste tener cuidado -Me dijo una voz macabra detrás de mí.

Me di vuelta para ver quien era, pero antes de que pudiera hacer algo, esa cosa con mucha fuerza me lanzó a la pared, me dio vuelta.

-¡Ayuda! -Grité con terror.

Aquella cosa era el espantapajaros que había visto en el pasillo.

-Tranquila, no dolerá -Dijo y me besó.

Pero no de manera romantica o algo así, si no que sentía como con su beso comenzaba a aspirar mi vitalidad, tanto que en nada de tiempo me sentí tan pesada que mis piernas no me podían, caí al suelo, con la vista borrosa, me sentía demasiado adolorida como para moverme. Creo que moriré.

-Y eso que apenas es la mitad de mi trabajo -Se rió-. Que debil eres, niña tonta.

Junto a mí vi algo similar a una medalla, algo en mi mente me decía que debía cogerlo y podría vivir. Lo se, estupido. Pero nada perdía por intentar.

-Ni se te ocurra niñita -Escuché una voz, no era la del espantapajaros, era de una chica, su voz era hermosa.

Miré hacia donde sonó aquella voz que podría salvarme, era una chica alta, con el cabello rubio suelto en ondas, tenía un traje para nada normal considerando que sea algo de estudiante, pero su falda corta y la polera con distintos colores no decían que fuera una estudiante.

-No permitiré que te lleves la vitalidad de esa niña -Dijo-, la vida de las personas es preciada y no tienes derecho a arrebatarselas.

-¿Y tú quien eres? -Le preguntó el espantapajaros-. Te mataré a tí tambien.

-Eso a tí no te importa -Le gritó la bella chica.

La chica desconocida apuntó con su mano al cielo y luego apuntó al espantapajaros, y sentí una gran electricidad pasar de manera rapida, el espantapajaros quedó chamuscado junto a mí. Aparentemente muerto. Creo que el golpe de la mañana me afectó.

Mi salvadora vino corriendo hacia mí y lanzó lejos aquella medalla, se arrodilló para verme.

-¿Estás bien? -Me preguntó, veía preocupación en sus ojos.

-Sí -Dije en voz baja, sin fuerzas de nada.

-Demonios -Maldijo en voz baja.

Vi como una gran corriente salió de su dedo indice y volvió a chamuscar al monstruo, destruyendolo. Liberó una gran cantidad de humo que entró en mí, y poco a poco recuperé mi fuerza.

-¿Qué era eso? -Pregunté aterrorizada.

-No le des importancia -Me respondió mientras me examinaba el cuerpo con la mirada-, no te volverán a molestar, ¿Puedo pedirte algo? -Preguntó.

-Mientras que no sea nada malo -Contesté.

-Quiero que pase lo que pase no toques la medalla ¿Entendido? -Ordenó con una voz firme y amenazadora.

-¿Y si lo hago? -Cuestioné.

-Yo misma te mataré -Respondió bruscamente, con un aire amenazador en sus ojos.

Demonios.

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⏰ Última actualización: Feb 23, 2018 ⏰

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