LOS ÚLTIMOS

Los Ultimos

El InuYokai caminaba por las transitadas calles de Japón, miro al cielo y solto un suspiro, todo era tan diferente.

Después de haber destruido la perla de Shikon y la desaparición de Naraku, todo había acabado, y el inicio de una vida tranquila y pacifica llego al sengoku, era raro el ataque de cualquier demonio de baja categoria.

La miko de futuro después de tres años regreso al lado del hibrido, la cazadora y el monje se casaron, Rin creció y se fue.

Así como todo tiene un principio tambien tiene un fin, todos murieron, todos dejaron de existir, menos él.

Sesshomaru.

Años en el futuro, aquí estaba el Gran Señor de las Tierras del Oeste, viviendo en un mundo gobernado por esa raza que tanto despreciaba.

Una niña que corria en su dirección choco con ese frio hombre.

— Disculpe señor— el albino solo gruño

Una risa inconfundible hizo girar a Sesshomaru.
Naraku rió, el Inuyokai estaba, distinto, sus cabellos largos, tenian un corte moderno y vestia un traje de tres piezas.

Naraku estaba frente a él, con un conjunto deportivo y sus cabellos cortos y despeinados.

— Sobreviviste — Sesshomaru no pudo ocultar su sorpresa
— Vivir en este mundo es mucho más fácil, aqui no soy un vagabundo, soy algo llamado abogado — Naraku se acerco al Yokai platino y rodeo su cuello con sus brazos — y tu eres tan grande como antes, eres una persona con mucho poder e influencia — dijo restregandose contra el demonio perro

— Veo que aun intentas recurrir a tu viejo oficio de cortesano — Sesshomaru poso sus manos en la cintura de la araña
— Mi querido Taisho, usted sabe bien que solo ofreci mis servicios a usted — el azabache se rio de si mismo al hablar tan formal con el peli plata
— Tardaste mucho — se quejo Sessho
— Un nuevo caso de matricidio, los humanos son realmente interesantes, pero vamos a casa, tengo algo que mostrarte.

Los yokais se fueron y subieron a un lujoso auto que los esperaba.

— Amos bonitos — saludo Jaken

Ambos hombres ignoraron al pequeño y se concentraron en devorarse el uno al otro, un brillo intenso en los ambar del platino hicieron raccionar a la araña, las marcas del perro apareciero, sus orejas cambiaron, los cortos cabellos crecieron, los colmillos mordian la fina piel del azabache.

Llegaron a casa entre girones de cuerpos y ropa, entraron a la habitacion principal, y el demonio mayor desposito al pelinegro sobre la cama, lo desvistio con desesperación y se coloco entre sus piernas, sin preparacion o aviso alguno lo penetro, robandole gemidos de dulce dolor.

— Que era eso tan importante que ibas a decirme — pregunto el peliplata abrazado al azabache

— He visitado a la tataranieta de Kagome
— Si, esa niña ha crecido muy rapido
— El pozo, ella logro cruzar el pozo

Sesshomaru beso su hombro

— Ya no me intesa regresar, me gusta la idea de ser los unicos demonios en la tierra.