vii.

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    Richie bajó por la cuerda con cuidado, y sus amigos lo hicieron luego, pero cuando Beverly estaba a punto de hacerlo, de un momento a otro fue empujada hacia atrás y se perdió de la vista de los perdedores.

    —¡Beverly! —gritó Mike —¿Estás bien?

    Mientras tanto, arriba, Henry Bowers estaba amenazando a Beverly con una navaja cubierta por completo con sangre aterradoramente fresca, y justo con su arma, sangre manchaba la piel del cuello, rostro y manos de Bowers. Una sonrisa macabra se formó en su rostro mientras sus ojos se abrían exageradamente, a la par que movía la navaja de un lado a otro.

    Aunque no lo quiso así, el miedo inundó a la chica en cuestión de segundos. Se le puso la piel de gallina y se arrastró por el piso lejos del chico, hasta que chocó con una fría y dura pared.

    —Hey, ¿A dónde vas, Marsh? —Henry rió —No te voy a hacer nada.

    El muchacho se encogió de hombros y dio un paso confiado hacia Beverly. Ella juntó valor, todo el que pudo, controló su respiración y se incorporó sin titubeos.

    —¿Qué haces acá?

    Bowers volvió a reír y dio otro paso hacia adelante. Su aspecto era inhumano, aterrador. Un chico cubierto de sangre casi en su totalidad, con una navaja bañada por aquél mismo líquido, con sus ojos brillando de maldad debajo de los cabellos prácticamente rojos que caían sobre su frente.

    —Quería visitar a mi amiga Alex. —Beverly se estremeció al oír el nombre de la chica ser pronunciado por aquél monstruo.

    —Vete n

    —¿Qué? Beverly… —Respondió burlón, dejando la frase en el aire se acercó un poco más a ella.

    —Vete. —ordenó la pelirroja nuevamente, con voz firme —Ahora.

    —No creo que Alex quiera que me vaya, se pondría triste. No querrías que tu novia esté triste, ¿no?

    Beverly sintió que su sangre hervia y que su cuerpo de llenaba de ira, una ira que jamás había experimentado. Su mandíbula se tenso y formó puños con ambas de sus manos. Ya había sido suficiente.

    —Quiero que salgas de aquí ahora mismo. —lo miró con todo el odio que siempre le tuvo —Saca tu culo de acá, Bowers. Ahora.

    Henry volvió a reír, como si fuera lo único que supiera hacer, y levantó la navaja, acercandola peligrosamente al rostro de Beverly.

    —¿Sabes? Siempre pensé que Alex era sexy, lástima que es una zorra lasbiana. Justo como tú.

    Bowers intentó apuñalarla, y en ese exacto momento, Beverly explotó. Rodeó la muñeca de Henry con su mano y cambió la dirección de la navaja, dirigiéndola hacia el pecho del chico. Él cayó enseguida, aún con el arma enterrada en su cuerpo; Beverly lo miró sorprendida de lo que había hecho, e intentó calmar su respiración.

    —¡Beverly! —escuchó decir a Ben.

    —¡Estoy bien! —logró decir entre jadeos —Estoy bien.

    Y sin saber como pudo hacerlo, empujó el cuerpo de Henry hasta la entrada de la casa de Eso. Con un poco más de fuerza lo levantó y lo tiró. Los perdedores se aterraron y sorprendieron cuando vieron a Henry caer junto a ellos, y seguir su camino hasta el desconocido fondo del pozo.

    Beverly bajó por la cuerda y llegó con ellos. Sus amigos la miraron sorprendidos y ella bajó la mirada hacia sus manos, ambas manchadas con la sangre de Bowers. Sintió el impulso de llorar, de gritar, quería hacerlo hasta perder la voz. Quería que todo esto acabara, quería despertar y darse cuenta de que todo había sido un sueño, que Eso no existía y que todo estaba bien.
Pero la cosa no era así, entonces respiró profundo y levantó la mirada, limpió un poco sus manos en su vestido y comenzó a caminar hacia el frente.

𝖋𝖗𝖎𝖊𝖓𝖉𝖘, beverly marsh Donde viven las historias. Descúbrelo ahora