Hamlet - William Shakespeare

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— Sabes que es natural que muera todo lo que vive, que atravesamos la vida hacia la eternidad.

— Todos son cosas que "parecen", pues son acciones que el hombre puede fingir. Pero se oculta en mi íntimo ser algo más que apariencias o atavíos de dolor.

— Que la naturaleza, al crecer, no sólo nos dota con músculos y cuerpo, sino que también lo hagan el alma y la mente.

— Sé amable, pero nunca vulgar.

— Los amigos que escojas, con amistad probada, sujétalos a tu alma con ganchos de acero.

— Duda de que haya fuego en las estrellas,
Duda de que el sol se mueva,
Duda de que lo falso sea cierto,
Pero nunca dudes de que te amo.

— Es la sombra del sueño la sustancia misma de los ambiciosos.

— Un sueño no es en sí más que una sombra.

— Ser o no ser, esa es la cuestión.

— ¿Qué es mejor para el espíritu, sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna, o tomar armas contra el océano del mal, oponerse a él y que así cesen?.

— Vivo del aire y engordo con la esperanza.

— Somos dueños de nuestros pensamientos, pero no de sus fines.

— Las palabras sin sentimientos nunca llegan a oídos de Dios.

— Las palabras sutiles duermen en oídos necios.

— Sabemos lo que somos, mas no sabemos lo que podemos ser.

— La locura acierta a veces, cuando el juicio y la cordura no dan fruto.

— La doncella más honesta es libre en exceso si descubre su belleza a la luz de la Luna

— Y, sobre todo, sé fiel a ti mismo, pues de ello se sigue, como el día a la noche, que no podrás ser falso con nadie.

— Si viene ahora, no vendrá luego. Si no viene luego, vendrá ahora. Si no viene ahora, vendrá un día. Todo es estar preparado.

— Uno puede sonreír y sonreír, siendo un infame.

— No hay nada bueno ni malo: nuestra opinión le hace serlo.

— Dios te da una cara y tú te fabricas otra.

— La virtud no puede injertarse en nuestro viejo tronco sin que nos quede de él algún mal resabio.

— Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, que las soñadas en tu filosofía

— Presta oídos a todos, pero a pocos tu voz; recibe la censura de todos pero resérvate tu juicio.

—  Sé fiel a ti mismo, y a eso seguirá, como la noche al día, que no podrás ser entonces falso para nadie.

— Cuantas veces con el semblante de la devoción y la apariencia de acciones piadosas engañamos al diablo mismo.

— Morir: dormir, 
nada más. Y si durmiendo terminaran 
las angustias y los mil ataques naturales 
herencia de la carne, sería una conclusión 
seriamente deseable. Morir, dormir: 
dormir, tal vez soñar.

— Asume una virtud si no la tienes.

— No nos engañemos, tenemos mas pecados encima que palabras para concebirlos.

— Tal como va el mundo, sólo se encuentra un hombre honrado entre cien mil.

— Si el poderoso cae, sus protegidos le abandonan; si se alza el mísero, sus amigos salen de entre sus enemigos.

— Somos felices por no saber lo que es felicidad. La fortuna no nos marcó con su estrella.

— La costumbre, ese monstruo que encadena los sentimientos y los hábitos.

— ¡Palabras, palabras, todo palabras!

— Cuando llega la desgracia, nunca viene sola, sino a batallones.

— Con un cebo de mentiras pescas el pez de la verdad.

— Huye de las disputas, pero una vez en ellas, procura que sea tu rival quien huya de ti.

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