— Sabes que es natural que muera todo lo que vive, que atravesamos la vida hacia la eternidad.
— Todos son cosas que "parecen", pues son acciones que el hombre puede fingir. Pero se oculta en mi íntimo ser algo más que apariencias o atavíos de dolor.
— Que la naturaleza, al crecer, no sólo nos dota con músculos y cuerpo, sino que también lo hagan el alma y la mente.
— Sé amable, pero nunca vulgar.
— Los amigos que escojas, con amistad probada, sujétalos a tu alma con ganchos de acero.
— Duda de que haya fuego en las estrellas,
Duda de que el sol se mueva,
Duda de que lo falso sea cierto,
Pero nunca dudes de que te amo.— Es la sombra del sueño la sustancia misma de los ambiciosos.
— Un sueño no es en sí más que una sombra.
— Ser o no ser, esa es la cuestión.
— ¿Qué es mejor para el espíritu, sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna, o tomar armas contra el océano del mal, oponerse a él y que así cesen?.
— Vivo del aire y engordo con la esperanza.
— Somos dueños de nuestros pensamientos, pero no de sus fines.
— Las palabras sin sentimientos nunca llegan a oídos de Dios.
— Las palabras sutiles duermen en oídos necios.
— Sabemos lo que somos, mas no sabemos lo que podemos ser.
— La locura acierta a veces, cuando el juicio y la cordura no dan fruto.
— La doncella más honesta es libre en exceso si descubre su belleza a la luz de la Luna
— Y, sobre todo, sé fiel a ti mismo, pues de ello se sigue, como el día a la noche, que no podrás ser falso con nadie.
— Si viene ahora, no vendrá luego. Si no viene luego, vendrá ahora. Si no viene ahora, vendrá un día. Todo es estar preparado.
— Uno puede sonreír y sonreír, siendo un infame.
— No hay nada bueno ni malo: nuestra opinión le hace serlo.
— Dios te da una cara y tú te fabricas otra.
— La virtud no puede injertarse en nuestro viejo tronco sin que nos quede de él algún mal resabio.
— Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, que las soñadas en tu filosofía
— Presta oídos a todos, pero a pocos tu voz; recibe la censura de todos pero resérvate tu juicio.
— Sé fiel a ti mismo, y a eso seguirá, como la noche al día, que no podrás ser entonces falso para nadie.
— Cuantas veces con el semblante de la devoción y la apariencia de acciones piadosas engañamos al diablo mismo.
— Morir: dormir,
nada más. Y si durmiendo terminaran
las angustias y los mil ataques naturales
herencia de la carne, sería una conclusión
seriamente deseable. Morir, dormir:
dormir, tal vez soñar.— Asume una virtud si no la tienes.
— No nos engañemos, tenemos mas pecados encima que palabras para concebirlos.
— Tal como va el mundo, sólo se encuentra un hombre honrado entre cien mil.
— Si el poderoso cae, sus protegidos le abandonan; si se alza el mísero, sus amigos salen de entre sus enemigos.
— Somos felices por no saber lo que es felicidad. La fortuna no nos marcó con su estrella.
— La costumbre, ese monstruo que encadena los sentimientos y los hábitos.
— ¡Palabras, palabras, todo palabras!
— Cuando llega la desgracia, nunca viene sola, sino a batallones.
— Con un cebo de mentiras pescas el pez de la verdad.
— Huye de las disputas, pero una vez en ellas, procura que sea tu rival quien huya de ti.
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Frases de libros
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