O N E

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-Mpreg -smut -fluff -lemon -poco drama -mucha homosexualidad -9972 palabras.

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Otro día más de mierda.

Otro día más donde el pálido omega tomaba sus supresores y se rociaba con su neutralizador para eliminar su dulce esencia de coco.

Una vez se encontraba medianamente safisfecho con su rutina diaria por las mañanas, decidió finalmente salir de su casa para dirigirse a la agencia de viajes y comenzar su jornada laboral luego de sus pequeñas vacaciones de tres días que terminaron siendo una visita a su familia fuera de la ciudad.

Se bajó de su motocicleta y se quitó su casco mientras abría la gran puerta de cristal con una de sus manos. HoSeok lo observó desde la recepción y lo saludó con alegría, mostrándole su gran sonrisa que iluminaba todo el lugar. YoonGi por su parte le devolvió el gesto y se sentó en su cómoda silla giratoria detrás de su escritorio, comenzando a reordenar sus cosas y prepararse una muy cargada taza de café.

-YoonGo Bongo, ¿cómo te fue con tu familia en Daegu?-. El nombrado levantó su mirada para observar a su amigo en su mismo lugar de recepción. Acomodó sus anteojos y suspiró mientras apoyaba su brazo en la mesa para apoyar su rostro sobre su mano.

-Bien, HoSeok, mis hermanos realmente están creciendo rápido ¿sabes?, ya no son unos cachorros pulgosos que rompían la alfombra con sus pequeñas, pero demoledoras garras, ya puedo decir que son unos jóvenes en su etapa de pubertad con granos en sus rostros-. Sin darse cuenta, el omega le hablaba al beta con una sonrisa en su rostro, agradecido internamente de que alguien tomara de su tiempo para preguntar por él y escuchar su personalmente aburrido relato de su experiencia con su manada.

En realidad, todo el la vida de Min YoonGi parecía ir tan rutinario y repetitivo que aburría, el mismo despertar todos los días, las mismas paredes que lo acogían, el mismo camino hasta su trabajo, las mismas personas frente a su escritorio, la misma hora para cenar y finalmente la misma cama donde dormir. No había más ni menos.

Pero no estaba del todo mal, puesto que en parte, el omega no se quejaba de los molestos Alfas gracias a sus preciados supresores y neutralizadores. Ese era el lema de Min YoonGi; "No Alfas". Sus padres le rogaban por nietos y sus amigos le insinuaban que debería conocer algunos Alfas, pero para él su vida como "El chico que entrega permisos para viajar" era mucho mejor que ser querido por un Alfa sólo por su aroma; porque YoonGi quizás no quería a alguien que estuviera con el sólo por su llamativo olor, el quería que alguien lo quisiera de verdad, por su personalidad, por su manera de ser y hasta tal vez un poco por su físico, pero con el pasar del tiempo logró darse cuenta de que ningún Alfa se fijaba en él, y llegó a la conclusión de que un omega sin aroma terminaría por morir sin pareja y que definitivamente su destino era ese, porque prefería mil veces morir solo a tener que vivir con alguien que no lo ame realmente.

Terminó de desayunar por segunda vez en el día y volvió a su escritorio aún pasado su lengua por sus dientes para retirar los restos de tostada que se había devorado minutos atrás.

Tiró la servilleta al bote de basura, pero la bola de papel terminó más cerca en el suelo al sobresaltarte por el grito de su amigo, exclamando que el hijo del jefe estaba entrando a la agencia.

A él realmente no le importaba ese guapoymuyllamativo niño mimado del jefe, por lo que volvió a tomar el papel para esta vez atinar en su segundo lanzamiento y así poder seguir caminando con un aura de tranquilidad hasta su silla. Pero arrugando el entrecejo cuando el pequeño no tan pequeño Alfa se encaminó directamente hacia él, informándole que en la noche habría una reunión en la sala de conferencias de la empresa general.

Aromas | KookGi | TwoShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora