La Ouija
Llegada la mañana, todos sienten un punzante dolor en la cabeza que impide cualquier intento de rememorar la noche anterior. Unos, balanceantes, pretenden levantarse, ir a la cocina y conseguir estabilizar su estado con un poco de comida, a pesar de sentir que vomitarán en cualquier momento hasta las papillas que comieron de bebés. Otros, ni siquiera intentan mover un sólo músculo, pues eso supondría un esfuerzo mucho mayor a las posibilidades a las que pueden optar en estos momentos.
Cuando Lukas consigue ponerse en pie para dirigirse a la mansión, queda horrorizado ante la escena que se presenta delante de él. Sus ojos, más abiertos que nunca en el intento de comprender lo sucedido y su boca dibujando una perfecta "o" mientras su mentón cae ligeramente, indican a los demás que deben observar el escenario. Uno a uno se levantan y quedan anonadados con lo siguiente: las mesas volteadas, sillas rotas y a metros de su lugar original, cristales rotos por el suelo y las luces fundidas. Todo está roto o desordenado, es una imagen terrorífica, quién ha podido hacer esto?
Nadie entiende quién ha podido hacer eso, y las miradas acusativas desfilan entre los rostros. Pero acaban por comprender que nadie se dedicaría a armar semejante estropicio, escepto Carlos. Este siempre fue gran fan de las bromas, sobre todo si son pesadas.
-Tío, sabemos que adoras las bromas, pero, enserio? Esto no hace ni puta gracia-alega Adriana atemorizada ante la idea de que uno de sus mejores amigos pudiese ser el autor de este acto.
-Enserio creeis que yo he podido hacer esto? En el cumpleaños de mi mejor amigo? Por favor...-dice Carlos con un bufido en su defensa.
Lorena, abrazada a la cintura de David, comienza a echar en falta relleno en el grupo.
-Alguien sabe donde están César, Judith e Iván?
-Y Carolina-apunta Mónica, quién no soporta que a veces dejen de lado a una persona tan importante para ella.
Observan a su alrededor, pero no hay señales de que se encuentren en el jardín. Con gran pesar se dirigen al caserío. Deciden tomar algo para asentar el estómago y comienzan a buscar. No ecuentran nada que indique que están por la planta baja y deciden subir a los dormitorios. Diego comienza a llamar a César en voz alta. Pero nadie contesta. Mientras Ana y el resto van abriendo las habitaciones y buscando en su interior si está alguno de los chicos. Al final llegan a la de Carolina, ya que es la última del pasillo, y al abrirla se encuantran con ella y César en la cama durmiendo abrazados.
David carraspea a la vez que arquea una ceja. Carolina se sobresalta, se pone en pie y tartamudea sin encontrar ninguna palabra con la voluntad de salir de su garganta. No es que tenga que dar explicaciones, pero sus sentimientos por David son tan grandes que se siente comprometida. Es César quién se levanta y comienza a narrar lo sucedido, evitando la parte en que tuvo que contenerse para no robarle un apasionado beso a Carol. Al terminar, los demás se miran.
-Bien, es normal, a mi esta casa también me da muy mal rollito.-aporta Nico mientras se frota el brazo izquierdo con la otra mano.
-A ti todo te da mal rollo.-dice con una media sonrisa Carlos, quién nunca pierde una oportunidad de meterse con sus amigos. Aunque parezca increible, es su manera de demostrar cariño hacia los demás, sobre todo hacia Nico, que sea tan miedoso le hace sentir su hermano mayor y que debe protegerlo con la regla de "sólo yo puedo meterme con él, lo haces tú, Ja y te parto la cara.
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Muertes 13
ParanormalUna sucesión de las peores muertes posibles que carecen de explicación, unas vacaciones que pasaron a desvanecerse para ser el peor de los escenarios en el drama de la vida y la muerte, una cuenta atrás disfrazada de la mayoría de edad...No sabría c...