Capítulo I.

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Miércoles 15 de julio, 7:31am. Lleven sus paragüas con ustedes, tenemos un día lluvioso en la ciudad de Buenos Aires. Y yo les dejaré una lluvia de recuerdos, aquí tienen Stand By Me...

Sonreí al escuchar a la locutora nombrar una de mis canciones favoritas, simplemente un clásico. Disfrutaba de la melodía mientras conducía rumbo a mi trabajo.

A media mañana, cuando los alumnos estaban en su recreo, yo disfrutaba de mi té de manzanilla. Al mismo tiempo que la campana anunciaba que el recreo había finalizado, mi teléfono sonó: Llamada entrante de Anna.

- ¡Hey Anna! -saludé animadamente-

- Buen día, perra. -rió-

- ¿Molestándome desde tan temprano, zorra? -sonreí y escuché que volvió a reír-

- Algo así. Oye, ¿te espero para almorzar? Vendrá Efraín.

- Iré a almorzar con mi hermana, lo siento.

- Esta bien, solo era eso. Enviaré a Efraín a hacer las compras -rió un poco-

-reí con ella- Tengo que colgar, los críos ya están regresando de su receso, adiós.

Anna es mi mejor amiga, cursamos juntas el colegio, y al finalizar el secundario decidimos mudarnos a vivir juntas en un pequeño departamento. Su novio, Efraín (quién por cierto no me simpatiza) suele pasar mucho tiempo allí pero la mayoría de las veces lo ignoro.

12:53pm, las clases de este día habían finalizado y mi cabeza dolía un poco debido al gran ruido del hermoooso 3º grado C.
De camino a casa de mi hermana, paré en el supermercado a compar algunos antojos que la embarazada Elizabeth me había pedido.
Pan dulce con frutas, pan dulce con frutas, repetía una y otra vez en mi mente al buscarlo. Por un movimiento tonto mi celular y cartera cayeron al piso, me agache a alzarlos y al alzar mi vista vi una escena no muy agradable a pocos metros de mí.

En una de las últimas góndolas, estaba Efraín besando a una de las empleadas del lugar, Tamara. Maldito.
Caminé hasta ellos, queda decir que ninguno noto mi presencia.

- Wow, ¿así haces las compras tú? Que sucio. -rompí mi silencio-

El maldito se puso pálido, y ella simplemente miró el piso.

- Vete, Tamara, por favor. -fue lo único que dijo y ella casi corrió de allí-

Esto definitivamente se lo diré al encargado de personal de aquí.

- Febe, no es lo que piensas, sabes que...-

-Lo interrumpí- ¿No es lo que pienso? Dime tú que es entonces, ¿acaso le hacías respiración boca a boca? Eres un imbécil.

Su rostro tomó una expresión de miedo a enojo en cuestión de segundos.

- Mira, zorrita -se acercó a mí y me tomó de mi suéter- Dile una sola palabra a Anna de esto, y verás.

-Reí y me solté de su agarré- ¿Veré qué? No creas que te tengo miedo, solo eres otro gatito que esta asustado de que lo descubran jugando con lana. Querido Efraín, Anna es más que un simple rollo de lana como Tamara, Anna es seda, mucho para ti. -giré y me fui lejos de él.-

Furiosa salí del lugar e inmediatamente llamé a Anna. No contestó mi llamada, entonces decidí dirigirme al departamento aunque no era parte de mis planes.
Al llegar, Anna aún en piyamas leía Cumbres Borrascosas, amaba ese libro.

- Febe, pensé que no venías -se levantó del sillón y fue hasta la heladera para tomar un trago de agua-

- No iba a hacerlo pero... -suspire- Voy al baño.

Así como dije fui al baño, pero no porque lo necesitaba. Me encontraba sentada en el borde de la ducha tratando de decidir en contarle o no. Debes hacerlo, Febe.
Decidida salí del baño.

- Anni, debo decirte algo...

- No me digas que estas embarazada -abrió enormes sus ojos verdes y luego rió-

Sonreí un poco a lo que ella se quedo seria, en señal de que dijera lo que debia decir.

- Cuando salí de trabajar, fui al Supermercado ya que Elizabeth me había pedido algunas cosas. Cuando estaba allí yo... -suspire frustrada- Vi a Efraín besando a una chica.

Los ojos de Anna poco a poco se cristalizaron pero rápidamente se los refrego.

- Que idiota eres, González. No bromees así -rió nerviosa-

- ¿Qué? ¡No es una broma, Anna!

Frunció su ceño. - Deja de decir mentiras, Febe. Él nunca me traicionaria, seguramente te confundiste de persona.

- ¿Crees que tengo cara de estúpida? Mi vista esta en perfectas condiciones, era Efraín, Anna. ¡Por Dios! -pasé mis manos por mi cabello frustrada-

- Eres una maldita mentirosa, amo a Efraín pero a ti no te cae bien, por eso inventas estas idioteces. -dijo seca-

Totalmente enojada, salí del departamento azotando la puerta. Subí a mi camioneta y me quedé allí unos momentos, encendí la radio para poder escuchar algo que me tranquilizara.

Y si, queridos amigos, el amor es ciego, puede que tengas a alguien que las demás personas vean completamente feo, pero tú lo ves como un dios griego. Pero... ¿Saben algo? El amor es ciego, sí, pero algunas veces... El amor te cega, y no de la buena manera. Aquí va Corazón delator de Soda Stereo.

Escuchaba las palabras de Verónica, y pensaba...
     Anna, estas cegada.

Siempre contigo, Anna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora