De nuevo en aquella librería.
¿Cómo hago para no ser tan obvio?
Creo que debería dejar de mirarte tanto.
Aunque tú ni siquiera sepas que estoy aquí.
Te pido un libro, no sé cuál, necesito escuchar tus monosílabos.
Me lo pasas, pero ni siquiera me miras.
Nunca me miras.