Punto final

770 72 30
                                    

Spice!
.
Si me pierdo, que sea solo contigo
.

...

— Pensaba que te habían metido en un internado para enfermos mentales por, ya sabes, tu enfermizo amor. —Sonrió molesta, cruzándose de brazos.

— Ahora que lo mencionas, visité el de la ciudad, pero las instalaciones no me han convencido mucho... Ah, y los internos te mandan recuerdos, a ver cuándo vuelves. —Le devolví sus palabras.

Ella rodó los ojos y frunció el ceño.

— No entiendo qué haces acercándote a mí, me largo. —Caminó hacia mi con intención de irse, sin embargo, la tomé del brazo, deteniéndola. Ia bufó y volteó violentamente su rostro hacia mí, chocando nuestras miradas.

— ¿A qué has venido? —Pregunté, arqueando ambas cejas.

— Eso qué te tiene que importar. —Se zafó de mi agarre y continuó la marcha mas sonreí levemente mientras la observaba avanzar.

— ¿Acaso querías despedirte de Rinto?

No hizo falta que respondiera, sus pies se habían clavado en el suelo y su cuerpo tensado. Ladeé un poco mi cabeza e Ia lentamente giró la suya, fulminándome con sus ojos. Gracias a Dios que las miradas no mataban.

— ¿Qué puñetas te hace pensar eso? —Me preguntó entre dientes.

— Estabas mirando ese avión. —Señalé con la cabeza el gigantesco aparato que continuaba en la pista tras los enormes cristales, sin necesidad de voltearme—. Y precisamente es el que vuela a América.

— Pft, no vine a despedirme de él, siquiera sabía que se iba. —Torció los ojos—. Solo vine porque un familiar se iba de vacaciones a Hong Kong.

— Vaya, pues no he oído nada de que saldría un avión a Hong Kong. —Tanteé mi mentón con mi dedo índice, alzando la mirada hacia otro lado.

— ... Eso es porque ha salido haces horas.

— ¿Entonces por qué todavía estás aquí?

— ¡Porque me da la real gana, pesada! ¿¡Qué pasa con tantas preguntas?! —Me gritó, señalándome con sus ojos envueltos en llamas.

— Ah, no sé, no sé, curiosidad. —Sonreí con algo de diversión, agitando mi mano frente a mi rostro.

Ia gruñó.

— ¡Argh, no sé por qué rayos sigo hablando contigo!

— Bueno... —Me encogí de hombros, acercándome con mis manos tras mi espalda. Ella me miró con recelo, alzando levemente su mentón—. En realidad, hay algo de lo que quiero hablar. —Confesé, poniéndome seria. Ia agrandó sutilmente sus ojos, sorprendida por mis palabras.

— ¿De qué cosa tenemos que hablar tú y yo?

— Tengo que, eh... —respiré profundamente— a-agrade... agrade... —carraspeé, maldiciendo internamente— a...gra...de...certe algo. —Conseguí pronunciar con lentitud.

Demonios, me hubiera costado menos comerme un plato lleno de cebollas crudas.

Su rostro cada vez mostraba más confusión hasta el punto de observarme como si fuera un alienígena.

— ... ¿Estás borracha, drogada o las dos cosas?

Entrecerré mis ojos, fulminándola. Pero respiré profundamente, controlándome.

SPICE! | RiLenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora