Salvación

Desesperanza

Disclaimer: Persona 5 pertenece a Atlus.

Advertencia: Spoiler implícito.

Comentarios: Historia basada en el tema del día 13: "Rosas".

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Fue por coincidencia que Akechi se enteró de que Ren trabajaba como florista en el mall subterráneo de Shibuya. Pues un día, mientras pasaba a comprar algunos bocadillos al minimarket, vio a la joven desde lejos. Con una sonrisa divertida decidió que iría a importunar a la chica, no es que le agradara particularmente, pero así ganaría su confianza más fácilmente, acorde a sus planes. Cuando se acercó lo suficiente, la joven la reconoció y Akechi la saludó batiendo su mano. Para su satisfacción, Ren parecía sorprendida.

—¡Akechi...! —exclamó mientras salía de la tienda y se acercaba a ella.

—Buenas noches, Ren —saludó la detective—. Es una sorpresa ver que trabajas aquí —comentó, llevándose una mano hasta la boca—. En especial considerando que trabajas en Leblanc también. Eres una joven ejemplar.

Las mejillas de Ren se colorearon intensamente, provocando una sonrisa en Akechi. Ren, para evitar la vergüenza, miró hacia otro lado y se concentró en su cabello.

—No esperaba... encontrarte aquí... —comentó Ren mientras jugueteaba con las puntas de su pelo.

—Ciertamente yo tampoco —dijo Akechi—, pero es una agradable sorpresa.

Ren sonrió tímidamente.

—Sí, muy agradable, la verdad...

Esta vez fue Akechi quien se sorprendió. Ren, quien solía actuar tan indiferente todo el tiempo, ésta vez parecía reaccionar a cada comentario que hacía. Aunque no era una sensación desagradable.

—Bu-bueno, yo solo pasé a saludar —dijo Akechi, sacando su teléfono del bolsillo de la chaqueta—. Ya es tarde y debo volver a mi departamento —agregó mientras miraba la pantalla.

—Entiendo —respondió Ren, de pronto, abrió los ojos y sonrió—. Oh, Akechi, espera un momento.

—¿Si...?

Rápidamente Ren entró a la tienda otra vez, donde buscó con la mirada rápidamente hasta que se detuvo y tomó una flor. De vuelta con Akechi, se acercó a ella y colocó una rosa rosada entre sus manos. Akechi abrió los ojos con sorpresa.

—Esto es para ti —comentó Ren, apretando las manos de la joven—. Es un regalo, así que no te preocupes por el dinero.

Akechi pestañeó unas cuantas veces, procesando lo que acababa de escuchar.

—¿Para... mí?

No estaba acostumbrada a recibir obsequios.

—Sí, con mis deseos para ti.

Akechi intercalaba su mirada entre la flor, sus manos y el rostro de la joven, algo incómoda— Me disculpas, pero no soy muy ilustrada en el lenguaje de las flores...

Ren sonrió cálidamente.

—Una rosa rosa, valga la redundancia —dijo para luego reír brevemente—, significa felicidad, a menudo, también confianza.

Akechi estaba abrumada, no recordaba la última vez que le habían dicho algo así, algo honesto. O que parecía ser honesto.

Sintió algo romperse en su interior, más de lo que ya estaba y una brillante sonrisa apareció en su rostro.

—Muchas gracias, Amamiya.

Ren le sonrió de vuelta, asintiendo.

—Esto significa mucho para mí viniendo de ti. Gracias de nuevo.

—Cuando quieras.

Ambas se dedicaron una última sonrisa y pronto Akechi se alejó de la tienda. Durante aquel corto camino fue observando la flor, aspirando su aroma a cada paso, jugando con ella. Cuando giró por el pasillo que la llevaría al andén, sabiendo que estaba fuera de la vista de Ren, botó la flor en el basurero más cercano.