Él te llevó a patinar sobre hielo. Pensó que sería bueno que tuvieran un cambio. Todo el tiempo estuvo sosteniendo su mano, pero él te soltó y patinó frente a ti
-¡Michael!- gritaste patinando hacia él.
Él rió, te miró directo a los ojos y te dijo
-Éste es el momento en el que nos decimos que nos amamos.
Reíste pero él no estaba riendo.
Michael se inclinó y te besó. No te diste cuenta de que estaban patinando mientras se estaban besando. Pero no te importó. Ese momento no podía ser más perfecto.