Introducción

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Por supuesto que la vida ha estado llena de inoportunos sucesos, apacibles situaciones, descarriladas aventuras guiadas por una sed de ansiedades, de miedos, de amores, de política e ideales. Un basto recorrido en donde conoces una diversidad inmensamente considerable de familias y crianzas con enseñanzas y valores muy diferentes a los que se practicaban en el comedor de tu casa las mañanas de domingo cuando eras niño, de personas que merecen una vida, y vidas que merecen una persona, de vidas que sucumben por el hambre, y de hambres que sucumben en suicidios a raíz de muchas ruletas internas que no le encuentran un sentido a lo que les sucede, vueltas de tablero al filo de un final irremediable y muchos reconfortantes resultados de absurdos acontecimientos. Puede que solo sea nuestra consentida cabeza junto a sus perjudiciales hábitos, más solo en cuerpo y no en alma (siendo esta última un terreno del cual mucho se puede hablar, pero que tan solo una minoría experimenta), la que nos hace creer que lo que sucede es negativo, es en vano, es "malo", puesto que claro, el desenlace resulta contrario a lo que hemos planeado por días, contrario a lo que hemos sentido a lo largo de años, contrario a lo que aprendimos como sociedad en siglos, sorprendiendo la mayoría de las veces de forma contraria nuestro tiempo, siendo lo único cierto e impuesto aquellas manillas de ese reloj que avanza, que avanza con el desdén que nos ha derrumbado cuando con sus olores de manera casual suele transportarnos a lugares y situaciones que te recuerdan las íntimas frustraciones del ego que has creado, de ti, de tus recuerdos e inseguridades, de tu historia, momentos pasados en los que anhelabas distinto futuro, reloj que con esa arrogancia de acero única le identifica nos recuerda lamentarnos de manera tóxica los momentos perdidos en un campo, una inversión nula, lo cual sabemos pero no practicamos, no es así. Una consentida cabeza que ha sido enseñada a partir de la rapidez que nuestro mundo acostumbra en los últimos años, una velocidad que aún así, no se le acerca para nada al tiempo (en el caso que este fuera tangible), permaneciendo en una ansiedad continua del por qué, la victimizacion, de las dudas y la superficialidad, alimentando la ambición natural que tenemos predefinida en nuestras personas, ese odio y resentimiento que acaba contaminando todo lo que somos capaces de hacer y deshacer. Un transcurso veloz e intachable que nunca le es contrario al tiempo. Siempre leal a los deseos del destino, en consecuencia, no a los nuestros, y aquello nos agota.

Has llegado a un sin fin de conclusiones que no esperabas, a miles de ideas que creías desembocarían en otro resultado, como yo. Y yo más que nadie, intentando dar comienzo a una lectura incierta, incluso para mi, debo dejar en claro que no soy un lector empedernido, todo lo contrario, me he adentrado tan solo en un par de historias y textos (que soy capaz de contar con los dedos) que han causado reales intereses y reflejos dentro de mi persona. Y no, claro que no me considero un genio de las letras, ni de cerca, menos un gran representante de la experticia vigorosa de la vida, de partida tengo mi límite juvenil, hasta se me podría considerar solo un opinante casual de los temas variados que llegan a mi análisis personal durante el día a día, aquellos análisis internos que no me permitieron muchas veces realizar mis planes porque rondaban noches en mi razón, incapacitando mi actuar, sirviéndole como múltiplo mi mediocridad y condescendencia a lo que me rodea. Todos sabemos en que desemboca la nula interacción de nuestras propias vidas, la inseguridad, el terror, decepciones, cuáles son nuestros propios límites de tristeza, rabia y curiosidad por lo que está más allá, siendo que en ocasiones no nos detenemos siquiera a alcanzar el interruptor de la luz para no dedicar el tiempo a levantarse de la cama, acabando en el llamado a alguien para apagarla por ti. ¿De qué sirve amar si no lo haces de cerca? ¿Si no lo haces con certeza?

Como decía, aquí tan solo soy yo, mi cabeza, frases y recuerdos almacenados, para hacer un análisis a hechos que reviviré metafóricamente, de pincelada, para poder caer de buena manera en la comprensión general de la lectura. Singulares análisis que probablemente no sean opinión general, quizá narcisista en algunos casos, en otros espirituales, algunos profundos, algunos livianos. Sin embargo, todos interesantes para los curiosos que les gusta leer percepciones y sentimientos desde otros puntos de vista apartes del propio, definitivamente para resentidos o conformistas expectantes de conocimientos por adquirir para moldear e incluir un diferente paradigma a los determinados sentidos sobre las cosas que hemos instaurado hasta ahora en el camino. Pero no para las personas que aún se limitan y opinan a base de lo que "el escritor debiese conocer" o "tendría que saber", ya que no cito exponentes de la rama ni sé sobre estos. El comenzar a etiquetar o juzgar, tan solo porque es mi opinión sin ser bañada en diferentes previos autores o vates, es tu decisión. Es una serie de sentidos propios, quizá no completamente originales, siendo básico el conocimiento adquirido.

Ya podré explayarme de forma completa y sin frenarme de escribir algo tan extenso, como en esta introducción, ya que tan solo intento dejar en claro un ejemplo del tipo de escritura que establezco para redactar y la forma de expresión que he forjado durante mis momentos elementales y enigmáticos. Es probable que en momentos me desborde en luces y cielos paradisiacos, pero es que de eso se trata, no sabemos lo suficiente, no conocemos ni lo básico del inmenso mundo propio que podemos llegar a alcanzar si nos dedicamos momentos a respirar lo que se ve, a soñar lo que no se alcanza, dimensionar colores en los sentimientos cuando cerramos nuestros ojos, a comprender y dejar un poco el instinto de lado.

Ahora, teniendo tantas dudas por responder, tantos momentos por explicar, tantas personas por llorar, tanta vida por vivir... ¿por qué no analizar un poco?

ANÁLISISWhere stories live. Discover now