Capítulo I: "Hoyuelos" (Cathex)

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La luz de la luna golpeaba las frías calles de Grimborough sin dolor o pena. Gente caminaba con ánimo, sin importar la ocasión. Alex era uno de ellos. Sonreía como nunca lo había, ¿la razón? No lo sabía, y no le importaba. Su único pensamiento era regresar a casa junto a su querida novia.

Llevaba bolsas en sus callosos dedos. Era sorpresa para ambos. Quería sorprenderla al llegar a su hogar. Verla sonreír.

El viaje fue rápido, bajo del bus y se encamino a su apartamento. Subió las finas escaleras hasta encontrarse con aquella puerta de madera. Giro la perrilla y lo primero que se percato fue en la gran cantidad de luces consigo a electrodomésticos prendidos. – Cathy, ¿dónde estás? Creo que dejaste todos los focos prendidos por error...– Pregunto el joven.

... Nadie respondió.

– ¿Cathy?

Alex, con cautela decidió investigar las salas de su vivienda. No sin antes protegerse con lo primero que encontró. Camino por las ambiguas salas sin poder encontrar nada. Algo raro estaba pasando y no se sentía seguro con aquella intuición.

Se posiciona detrás de la habitación de invitados consigo a su improvisada arma. Contó hasta tres y salto hacia su destino. A la nada, literal. – Vacía...

Con pesimismo y frustración se rindió. Camino hasta su salón y prendió su amado televisión. La misma serie de siempre estaba situado en el canal de cine. Aburrido, pensó. Tenía la tentación de abrir aquellas bolsas pero no quería hacerlo. Se habría prometido no hacerlo. No podía hacerlo sin Cathy.

No le preocupaba que su novia no estuviese en estos momentos. Era típico que ella lo hiciese durante aquellas horas de la tarde, pero no durante los días Domingos. Cathy nunca se perdía un capítulo de su serie preferida.

Estaba haciendo Zapping durante media hora sin parar. Imagen tras imagen. Todo era igual. Ya estaba por rendirse cuando alguien toco el timbre de su apartamento. Muchas veces para decir verdad. Con valía camino hacia la entrada y abriendo la puerta se encontró con lo más obvio del mundo. Cathy.

– Hey, ¿por qué esa cara? – La apariencia de la pelirosada era sacada de una típica noche de sábado. Pantuflas, buzo y una gran cantidad de ojeras. – Solo fui a comprar helado. No me asesinaron o algo por el estilo.

– No. Vuelvas. Hacer. Eso. – Replico Alex. Cathy simplemente le dirigió una mirada de extrañeza y dio como objetivo tumbarse en el sofá. – Hablo en serio, Cathy. No me ignores mientras comes ese maldito helado sin mí.

La mujer solamente respondió con un inaudible sonido. Estaba cansada y no quería hablar con ninguna persona. – Solo déjame comer mi helado por favor. Quiero estar sola. – Dijo King.

Con un suspiro finalizo Alex la conversación mientras se alejaba de su novia. Cathy no pudo disimular su tristeza ante los ojos del castaño. Lo mejor que podía hacer el hombre era obedecer los mandatos de Cathy. Quería verla sonreír, lucir sus hermosos hoyuelos cuando ríe sobre cualquier mera cosa. Aunque fuese lo más estúpido. Le desagradable contemplarla destrozada. Esa no era la Catherine King que conocía.

Se arrepintió de su acción y fue a la búsqueda del regalo preciado. Quizás eso podría arreglar la situación...

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Cucharada tras cucharada Cathy se deshacía del postre sabor a piña. Los sollozos cesaron pero el sentimiento de pena todavía persistía. Poniéndose sus pantuflas de cachorrito se centró en buscar algo para comer pero fue interceptada por su querido y maravilloso novio.

– ¿Qué quieres Alex? – El último simplemente se dignó a pasarle la bolsa de compras. Lo abrió y no lo pudo creer.

– ¿Te gusta?

– Me encanta. – Los hoyuelos relucían en el pecoso rostro de Cathy ante tan maravilloso signo de afecto. – Pensaba que te habías olvidado. – Río alegremente.

Alex correspondió su abrazo y beso sus labios tiernamente. – Feliz cumpleaños cariño.-


Lovestruck - San Valentín Special CCWhere stories live. Discover now