Especial San Valentín!

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No puedo sacarla de mi cabeza. Su cola de caballo ondulando cada vez que camina por los pasillos de mi empresa. Vaqueros ajustados, enmarcando ese hermoso trasero redondo. Sus cortas pero definidas piernas. Pero sobre todo, esos ojos violetas de mirada suspicaz, esa boca audaz y filosa y su inteligencia te dejaban sin respiración.

Muchos podrían decir: "esa chica es tan corriente, tan del promedio". Pero lo que ella tiene...no lo he visto en otra parte.

La he visto moverse planta por planta todo el día. Aún no entiendo cómo no se cansa. Es una empleada excelente. De pensamientos sumamente calientes, me he pasado por su mente un par de veces y me encanta cómo piensa. Una sonrisa maliciosa se extiende por mi rostro.

Está noche ella se quedará completando el trabajo de la inútil de Kathia. En serio estoy pensando despedir a esa mujer y poner el hermoso rostro de la señorita Black justo al frente de mi oficina.

Poder ver su cara en forma de corazón, su mirada intrigante y gesto altivo cuando me traiga los informes. Me inventaría miles de excusas tontas solo para apreciar sus bufidos molestos.

Tengo una necesidad terrible por esa humana. Mientras más acercó, más la deseo. Su aroma tiene ese toque de dulzura e intensidad de una manera sutil, pero que no pasa desapercibida. Pasar a su lado hace que ese olor se intensifique, por eso, adoro invadir su espacio personal.

Está mañana fue a dejar el café en mi oficina. Después de dejarlo sobre mí escritorio se quedó frente a mí mordiéndose el labio inferior. Unos segundos después se fue. Y era lo mejor. Porque como siguiera en mi oficina me la tiraría sobre el sillón.

Esa boca...

Besarla se había convertido en una meta para mí. La quiero para mí. Quiero tenerla hecha un charco por mí. Pero sé que es demasiado inteligente para eso. Ella no es de las fáciles. Y podrá desearme de mil maneras, pero yo sé que él sexo no es suficiente para ella.

La misma intensidad en que la quiero, es la misma que me hace retroceder. Acercarme a ella implica hacerle daño. Moriría en tanto yo de la espalda, así que prefiero admirarla de lejos a tenerla y verla morir en mis brazos.

Justo ahora la observó revisar los documentos con el ceño fruncido. Se rasca la cabeza y suelta su colega alta, que mantiene preso ese hermoso cabello. Cae en ondas rebeldes sobre sus hombros y espaldar de la silla.

"Cómo quisiera pillarla, señorita Black".

Ella empezó a comer un sándwich mientras miraba el celular y respiraba aliviada. Sus hombros se hundieron y comió en silencio.

Parecía un acosador admirandola desde aquí.

Minutos después de acabar con su merienda se levantó y caminó hasta los ascensores. La vi entrar y suspiré sonoramente. Parecía un maldito crío. Mi cuerpo reaccionaba a ella con solo mirarla.

Una sensación de peligro recorrió mi nuca y miré por los ventanales.

Mierda.

Tres zorianos se movían en el estacionamiento. Suspiré y corrí hasta la salida, rogando en mi camino que la señorita Black se quedará dentro del edificio, pero con lo curiosa que es...

Escuché un cuerpo caer y al mirar al suelo vi que era el vigilante de la noche. Su rostro tenía una nueva horrible, pero no me detuve. Debía acabar con estos inútiles antes de que a la señorita Black le diera uno de su ataques de curiosidad y decidiera salir a ver qué es.

— Así que...invadiendo mi lugar ¿Eh? ¿Nada mejor que hacer?— dije tronandome los dedos.

Ellos me miraron. La oscuridad brillando esos ojos negros.

Sencillamente del Promedio (Libro 1; Saga Zor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora