Carta anónima

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Era el día más deprimente. Naruto entraba por aquel pasillo como alma en pena, viendo las sonrisas de las chicas que esperaban el final de las clases para comprobar si los chicos habían enviado cartas de amor para ellas, los chicos... miraban a todas esperando recibir algo pese a que se hacían los desinteresados. Todos decían que era una bobada, una tradición estúpida del instituto eso de mandarse cartas de amor el día de San Valentín, pero todos callaban que deseaban recibir alguna.

¡Horrible! Siempre era el peor día para Naruto. Llevaba seis años en ese instituto y nunca había recibido ni una carta. Él mismo decía que era una pérdida de tiempo, que odiaba esa tradición, que no necesitaba cartas y en el fondo... se sentía solo y olvidado. Quizá sí quería recibir al menos una antes de finalizar el instituto, aunque no lo conseguiría. Éste era su último año antes de irse a la universidad. Era su última oportunidad de recibir algo y sabía... que como los anteriores cinco años... no llegaría nada este sexto.

- Y sólo es mitad de semana – escuchó que alguien resoplaba a su lado, dejando caer su espalda contra la taquilla de al lado.

Naruto cerró su taquilla mirando a ese chico moreno que resoplaba cansado, con los libros en su mano y los ojos cerrados como si intentase relajarse.

- No te quejes... tus admiradoras te van a mandar cartas hoy.

- Debí quedarme en casa – resopló cansado pese a que aún no habían empezado a repartir las cartas.

- Vamos, Sasuke... admite que te gusta.

- Son un fastidio, Naruto. Tienes suerte de no recibirlas, créeme.

- Sí, ¿verdad? – sonrió Naruto fingiendo que le alegraba esa noticia cuando en el fondo... se habría muerto por recibir la misma atención que su amigo – oye, Sasuke... ¿crees que... podemos quedar para...?

- ¿No has estudiado nada para mañana? – preguntó con un tono algo más elevado, sorprendido por que no hubiera empezado cuando el examen era mañana.

- Es que... a mí no me entran esas cosas, ya lo sabes. Soy pésimo para los estudios y tú eres el mejor. No me hagas suplicarte, anda... estudia conmigo.

- En mi casa hoy a las cuatro, pero no te retrases – casi le amenazó Sasuke.

Naruto le observó apartar la espalda de la taquilla para volver al ajetreado pasillo, perdiéndose entre el bullicio de estudiantes. ¡Sentía celos! No como algo negativo porque Sasuke era su mejor amigo pero... sí sentía un poco de envidia al ver cómo las chicas le miraban, cómo se sonrojaban y lanzaban sonrisillas de "locas enamoradas"... o más bien... "obsesionadas".

El muy bastardo tenía suerte. Era un maldito antisocial, que odiaba codearse con la gente, un engreído que sacaba las mejores notas y por ello... se creía mejor que los demás, y aun así... todas iban detrás de él. Una sonrisilla se le escapó a Naruto. ¡Ni siquiera sabía cómo habían terminado siendo amigos después de odiarse durante todo el colegio! Y ahí estaban... en el instituto... ¡mejores amigos!

Al ver cómo Sasuke se marchaba hacia clases, Naruto resopló y se convenció para ir también. No es que le apeteciera, si hubiera podido... se habría escapado ese día diciendo estar malo, pero al final... al ver a Sakura allí al fondo, decidió que prefería ir a clase. Siempre podría verla estando allí.

Era la chica más maravillosa, gran estudiante y con un buen corazón... eso era el pensamiento de Naruto pese a que ella parecía ignorarle completamente y sólo pensar en Sasuke. Para su mejor amigo Sasuke... ella sólo era una molestia que quería quitarse de encima, la chica más pesada de todas, la que siempre le seguía y trataba de salir con él.

Carta anónima (Naruto, Sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora