¡No me toques! ♡ Kaisoo

2.

Grande fue su sorpresa al encontrar a su novio en su puerta, respirando con dificultad, con los ojos cristalizados, con los labios de corazón que tanto amaba temblando y una expresión que nunca le había visto, ni siquiera cuando no consiguió el papel en esa película que tanto ansiaba.

─ Kyungs... ─ Había comenzado a decir, pero fue interrumpido abruptamente por su hyung.

─ ¡No me dejes! Por favor JongIn, por favor.─ Le dijo Kyungsoo agarrándolo de las solapas de su camiseta, apretando la misma hasta que sus nudillos estuvieron blancos.

─ Amor, tranquilo, yo no... ─ Pero de nuevo fue interrumpido por un Kyungsoo que atropellaba sus propias palabras, tratando de explicar algo que ni él comprendía.

─ Jagi, por favor, déjame explicarte... Yo, no sé qué fue lo que pasó, pero te pido me escuches, es lo único que necesito. ─ Decía entre hipidos y sin soltar a JongIn, temiendo que en el momento en que lo hiciera, estaría tan herido que lo perdería para siempre. Y eso, era algo en lo que ni siquiera podía pensar.

─ Kyungsoo, entremos primero, o nos congelaremos aquí afuera. ─ Fue lo que respondió con paciencia JongIn, sin embargo, su nombre pronunciado de esa forma no era algo a lo que estuviera acostumbrado por parte de su novio, pero estaba dispuesto a todo con tal de que JongIn perdonara su estupidez.

Una vez dentro de la casa, prendieron las luces y se sentaron en el sillón grande posicionado a un costado de la sala de estar, cada uno en un extremo, mirando hacia el piso, con miedo de que al levantar sus miradas, se encontraran con una imagen que destruyera un poco más sus corazones.

─ JongIn yo... ─ Había comenzado Kyungsoo, pero fue interrumpido por la voz suave de su novio, tanteando el terreno delicado en que se encontraban.

─ Kyung, escúchame tú primero, porque no creo ser capaz de repetirlo alguna vez.

Un escalofrío recorrió toda la espina dorsal de Kyungsoo, mientras en su pecho se instalaba el inevitable presentimiento de su novio terminando con él.

─ Adelante, comienza tú, pero promete que me escucharás. ─ Le dijo acercándose a él y tomándole de las manos por primera vez en la noche, encontrándose con la horrible imagen de JongIn retirándolas fuera de su alcance.

Estaba perdido. Había perdido a JongIn por una acto que creía empezaba a comprender por qué había sucedido; y se lo haría saber a su amado, aunque tuviera que amarrarlo a ese mullido sillón.

Sabía que JongIn era sensible, que no era la persona que se mostraba en los escenarios, que muy en el fondo, no era Kai de EXO, sino que era Kim JongIn, el niño mimado de EXO, apasionado por el baile, el que amaba el pollo, el que tenía amigos contados con los dedos de las manos ya que era demasiado tímido como para comenzar una conversación con un desconocido, era la persona el cual él amaba incondicionalmente.
No permitiría que JongIn se alejara de él. Lo juraba, como que se llamaba Do Kyungsoo.

─ Lo prometo. ─ Comenzó JongIn entrelazando sus manos en su regazo, en caso de que las necesitara para cubrir su rostro si llegaba a quebrarse con lo que estaba a punto de decir ─ Kyung ¿Sabes que te amo cierto? Te amo como nunca he amado a nadie, que amo cada cosa de ti, siempre te lo he dicho. Sé que muchas veces soy un niño, que hago cosas que no debería, que nos dejo en evidencia la mayoría del tiempo en los conciertos, pero es que simplemente es difícil mantenerme alejado de ti; pero te lo dije una vez y te lo repito: Haría cualquier cosa por ti. Incluso si eso significa renunciar a lo que soy, a lo que me define como persona. Siempre he sido alguien que le gusta el contacto, los mimos, los abrazos, y lo sabes; pero si te disgusta tanto, puedo... puedo cambiar, puedo ser lo que tú esperas, puedo ser el hombre que desees.
Trataré de no tocarte más Kyung, sólo cuando sea estrictamente necesario, sólo... por favor, no te vayas de mi lado... prometo ser la persona que quieras; y si aun así después de todo lo que he dicho decides irte, respetaré tu decisión y te daré tu espacio, pero debes saber que junto contigo, te estarás llevando un pedazo de mí, uno que nunca volverá.