"ᏟᎪᏴᎪᏞᏞᎬᎡϴ Ꮍ ᏢᎡᏆΝᏟᏆᏢᎬ"

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Un pequeño se encontraba dando su espalda a la puerta mientras que con sus grandes y marrones ojos miraba a su mamá correr de un lado a otro diciéndole mil cosas mientras buscaba la crema de bloqueador solar.

-No te quedes solo con ningún profesor. Tampoco quiero que te escapes del grupo. Siempre anda con tus amigos. Lleva siempre parche curitas por si te caes y te haces una herida. Lleva tu gorro si vas a salir para protegerte del sol. No comas cualquier fruta que encuentres. Ponte repelente de insectos...

-Sí, mamá, ya sé. Ya tengo 8, no 5 -el pequeño rodó los ojos y puso sus manos en su cadera con una expresión queriendo hacer un sermón a su mamá.

La mujer entró a una pieza y salió de ella con una crema de envase plástico blanco y tapa anaranjada, en grandes y bonitas letras de color amarillo y azul del envase se podía leer "Bloqueador solar". La madre del chico puso un poco en sus dedos de su mano izquierda para dejar la crema de lado y esparcir en ambos dedos un poco de esta.

-Déjame echarte -le dice al pequeño este correspondiendo con una cara de desagrado-. Por favor, Willow, es para que no ten quemes y quedes rojo como un cangrejo.

"Me gustaban los cangrejos" quiso responder el niño, pero sabía que solo empeoraría la situación y sin que le pregunten una vez más, las manos con la crema blanca se esparcieron por sus regordetes cachetes de niño y también cubran su frente, barbilla y, por último, su nariz. Su mamá tomó un gorro azul y gris que tenía el niño para ponerlo sobre la cabeza y sonreír.

-En el autobús te pones en el cuello y los brazos, en la tarde vuelves a echarte el bloqueador, de acuerdo.

-¡Ay, que sí, mamá! -le respondió el joven un tanto aburrido y exasperado que le repitan esas mismas palabras.

La mujer le sonrió a su hijo viendo que iba a partir un viaje solo, o por lo menos sin ella, entrando la melancolía dentro de ella. Su hijo identificó al tiro la tristeza que se formaba en su madre, para responder inflando sus mejillas rojas queriendo verse enfadado.

-Mamá, no te pongas así, solo estaré una noche fuera.

-Será como mil años para mí -le dijo tiernamente para que el niño vuelva a rodar los ojos aburrido de las mismas palabras acarameladas que recibía.

Dos pitidos fuertes sonaron fuera de su recinto, arruinando el lindo momento de madre e hijo que se formaba dentro.

-¡El autobús está afuera! -su mamá chilló y tomó la mochila amarilla con el icono de Bob Esponja en ella para ponerla en la espalda de su niño, acompañarlo hasta afuera y ayudarlo a subir el transporte blanco-. Dile a Valentín que te cuide.

-Sé cuidarme mamá -le gritó en susurro.

Unas pequeñas risas vinieron de las chicas de al frente dando un sonrojo a Willow por la pequeña vergüenza que sintió... Estaba Belén, una chica de cabello castaño largo y bonito con unos ojos que te hacen perder en ellos... La chica más bonita de su clase.

Se subió por completo al autobús y se apuró para sentarse con su amigo, un alboroto de rojizos y rizados pelos sobre su cabeza formando su cabello. Son amigos desde el jardín y han encajado bien en personalidad, porque la charlatán e intrusa actitud de Willow hizo querer acercarse al contrario con solo ver su extravagante pelo, esos puntos rosados posicionados sobre sus mejillas y lo que más le gustó fueron los ojos azul grisáceo que fueron una bonita combinación con el pelo.

-Hola Willow -su voz era aguda y su personalidad tímida se podía ver en ella. En un principio, Valentín solo se quedaba callado escuchando las maravillosas historias del otro chico, hasta por un tiempo le preguntó si era mudo o tenía problemas para hablar. Aunque ahora ya no tiene vergüenza para hablar con él, si conserva su bella voz de chico tímido.

Amor inocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora