CELOS

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Por dos días Rin estuvo cabizbaja y meditabunda, pero no le dijo nada a nadie. Solo cuando su nana fue a visitarla y le preguntó como estaba, se atrevió a contarle lo que había sucedido. Sukime escuchó sin interrumpir y cuando terminó, la rodeó con ambos brazos, ofreciéndole consuelo.

"No llores pequeña, me parte el alma verte así. Es un tonto que no se merece que lo ames con tanta devoción!"
"Soy una tonta por dejarme llevar, pero ya entendí que él jamás va a dejar que un montón de sentimientos lo hagan flaquear!"
"Lo siento mucho Rin!"
"Yo también!"

Se quedó abrazada a su nana y ese día no tuvo deseos de ir a trabajar en su huerto. Sintió deseos de salir cuando oscureció, abriendo la puerta con cuidado, dio un paseo por entre los árboles antes de la cena.

...
Días mas tarde...

Cuando Toki entró al establo, se topó con Rin acurrucada junto a A-UN. Se movió despacio para no despertarla pero no era necesario, porque estaba despierta.

"Hola Toki!"
"Hola pequeña, que haces aquí?"
"Nada...es que no quería estar sola!"

Cuando Rin levantó la mirada, se dio cuenta que Toki traía el cabello suelto, e inmediatamente, se le vino a la mente el recuerdo de Muzuki, cepillándolo. Los había visto tantas veces cuando era niña que no pudo evitar sonreír.

"Que pasa pequeña?"
"Es que verte así me recuerda mi niñez, me encantaba ver a Mizuki cepillarte!"

Toki sonrió y decidió sacar provecho de la buena memoria de Rin, para atormentar al youkai que percibía en las afueras del establo.

"Entonces, me harías el favor de cepillarme?"
"Yo, estas seguro?"
"Claro!"

Acomodándose frente a ella, Toki le entregó el peine que llevaba entre sus ropas. Sintiéndose honrada y apreciada, cepillo con movimientos suaves y relajantes la sedosa cabellera azabache. Afuera, el demonio miraba con los ojos desorbitados, de verla acicalando a Toki. Era una sensación tan nueva, que se sentía como si alguien presionara su pecho para dificultarle la respiración.
Una vez que la melena estuvo cepillada, Rin aceptó el pedido de Toki, de hacerle su acostumbrada trenza. Mientras manipulaba los suaves mechones, empezó a hablar como para sí misma.

"Cada vez que veía a Mizuki cepillarte, me imaginaba haciendo lo mismo con él, yo quería hacerlo feliz...pero ahora solo siento un gran vacío. Toki tu crees que algún día puedas amar a alguien como a Mizuki?"

Toki sonrió amargamente y con una voz suave, le dijo que no lo creía. Sintiéndose abatida, por sentirse igual con respecto a sus sentimientos por Sesshoumaru, se recostó en la espalda de su amigo llorando en silencio. La presión en el pecho de Sesshoumaru se hizo más fuerte al contemplar aquellas lágrimas, y aunque quería moverse, algo más fuerte que todos sus poderes, lo obligaba a quedarse ahí, espiando a la niña que según él despreciaba con toda su alma.
Conmovido por la tristeza de Rin, Toki le abrió los brazos en un reconfortante abrazo. Luego, como toda una niña consentida, se acurrucó en el regazo masculino, dando rienda suelta pero silenciosa, a sus lágrimas.
Comprendiendo su frustración, Toki le acarició la cabeza suavemente sin preocuparse de su furtivo observador. De pie fuera del establo, Sesshoumaru miraba con incredulidad desde su escondite, la forma cariñosa en que su amigo tocaba la cabeza de Rin, y se escuchó a si mismo respirando irregularmente y sintiendo que el dolor en su pecho era inaguantable.
En medio de su llanto, Rin le preguntó con voz muy queda a Toki, si la quería. El youkai no dudó y le dijo que era una persona muy especial en su vida.

"Gracias!"
"No me lo agradezcas, quererte es muy fácil!"
"No para él!"

Rin no supo cuando tiempo estuvo así y ni en mil años habría imaginado el impacto que su comportamiento había tenido en el príncipe, que después de escucharla decir que para él era difícil quererla, se había alejado de ahí aturdido. El resto del día, Rin se lo pasó con Toki y Jaken que estaba convencido que su amo estaba pasando por alguna clase de transformación, sospechando que la culpable era la pequeña.
A la hora de la cena, Rin se despidió de ambos y se fue caminando despacio hacia su habitación. Iba caminando distraída hacia el ala sur, cuando sintió que alguien la observaba.
Para su sorpresa, Sesshoumaru estaba de pie con una mirada extraña, antes de que pudiera hablar, el demonio dio un paso adelante, hablando con tono peligrosamente sedoso.

EL PRÍNCIPE DE HIELO...  SESSHOMARU Y RINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora