"El boceto de tu mirada" ›Rickorty‹

1. » El arte de escapar «

Siglo XX, Viena, mansión de los Smith.

La ostentosa habitación permanecía deleitada por la música clásica que se escuchaba en el exterior,  las delicadas y cansadas manos de Beth Smith acomodaban el chaleco de su hijo menor, a quien cariñosamente le llamaba Morty, quien solo le limitaba a mirarla. Al terminar de perfeccionar su traje, la rubia contemplo con aire orgulloso al menor, ya que, en unos momentos al cruzar la enorme puerta frente a ellos, se presentaría como artista ante la sociedad austriaca, tanto ella como su esposo habían esperado este momento, estaban felices de que ambos de sus hijos estaban poniendo en alto su apellido y prestigio.

Summer, la hija mayor de veintiún años, estaba triunfando en la Ópera de Viena trabajando como primera bailarina. Beth estaba convencida de que el talento estaba presente en su familia aun con el pasar de los tiempos, y que ella, siendo una pianista con un don extraordinario, les había heredado al igual que sus antepasados, su pasión por el arte.

—Llego la hora, cariño—dijo con dulzura la mujer mientras le tomaba de la mano, su hijo se estremeció de pies a cabeza.

—¿Enserio tengo que hacer esto?

Beth le dedico una mirada reconfortante y su más sincera sonrisa.

—Tranquilo mi niño, estoy aquí. Lo haremos juntos ¿te parece? —empezó a caminar junto al castaño unos cuantos pasos hacia la puerta, haciendo sonar sus rojas zapatillas de tacón. Morty le estaba apretando la mano tan fuerte como si su vida dependiera de ello, causándole un dolor en sus articulaciones, pero no le reclamo, en vez de eso, se acercó y le dio un beso en su sonrosada mejilla.

—Feliz décimo octavo cumpleaños, meine Liebe (mi amor).

Fue lo último que la madre dijo antes de abrir aquellas imponentes puertas para después acercarse al balcón de las sofisticadas escaleras, una gran multitud de invitados los observo desde abajo, se podían escuchar los murmullos, los músicos dejaron de tocar, silenciando el delicado sonido de los instrumentos.

—¡Buenas noches a todos! Les agradezco con gratitud su presencia en esta celebración, en donde no solo brindaremos por los dieciocho años de mi querido hijo —Beth mira al mencionado con ternura, este solo pudo tragar saliva con dificultad— si no también el que haya sido invitado a exhibir una obra de su autoría a nada menos que el Kunsthistorisches Museum ¡es todo un honor! —las miradas de sorpresa aparecieron y los aplausos no se hicieron esperar ante tal afirmación.

Antes de que la mujer continuara con su discurso, Jerry, el padre de la familia, hizo un ademan con la mano a los mozos quienes reaccionaron y se acercaron a su esposa e hijo para darles una copa de vino a cada uno, para luego hacer lo mismo con cada invitado, cuando estos finalizaron con su cometido, Beth aclaro su garganta y continuo.

— ¡Ahora alcemos nuestra copa y brindemos por el éxito de nuestro artista, Mortimer Smith! ¡Prost! (salud) —exclamo mientras levantaba su copa, acción que los demás imitaron. 

—¡Prost! — respondieron los invitados al unísono para después beber aquel fino vino. La música en vivo volvió a estar en presencia, sonando por todo el gran salón. 

Casi todos estaban disfrutando de aquel vino tinto, todos menos Morty, el joven estaba demasiado concentrado en aquella figura apenas visible que estaba hasta el fondo del pasillo, al parecer era un hombre, llevaba una especie de capa negra que le cubría el cuerpo y una capucha que le ocultaba el rostro, era... extraño, todos los caballeros estaban con traje y las damas con vestido, él era el único que resaltaba por su inusual vestimenta, pero al parecer nadie le ponía la suficiente atención para darse cuenta. El misterioso sujeto era alto y delgado, y estaba cruzado de brazos, como si estuviera enojado o esperando algo, o tal vez a alguien, todo esto cruzaba por los pensamientos del castaño hasta que fue interrumpido por un leve codazo que le propino su madre, Morty bebió pausadamente el vino y no dijo ni una sola palabra, sin duda estaba confundido y curioso por su hallazgo. Pasaron unos instantes antes de que empezara a dudar de lo que vio "quizá y solo es una alucinación más" pensó.