SÉ MI SAN VALENTÍN

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Respiró aliviado al haber podido salir del colegio sin ser atrapado por aquel chico pelinegro que acababa de gritarle por un megáfono que fuera su San Valentín. ¡Por un megáfono! ¡FRENTE A TODA LA ESCUELA! Kim se preguntaba si acaso Nam estaba loco, si se habría golpeado fuertemente la cabeza o si estaba drogado. ¿Quién le pedía ser su San Valentín a alguien que ya rechazó en el pasado?

Encontró un pequeño parque con una banca vacía en la que se sentó con gusto. Relajando los músculos de sus piernas a las que había exigido tanto al haber huido con la vergüenza impregnada en su rostro, manifestándose en el sonrojo más fuerte que haya tenido en su vida. Para su fortuna al día siguiente era sábado y no tendría que verle la cara a Nam en dos días, ni a Nam ni a nadie en el colegio. No sabía cómo salir de esa situación, quizá debería hacer que la tierra se lo tragase.

- ¡Hyung! ¿Qué haces aquí? – la voz de WooHyun le asustó tanto que se encogió en la pequeña banca en la que se encontraba, moviéndose hacia un rincón como un perrito asustado. El pelinegro sonrió maliciosamente y se subió a gatas en el lado libre de la banca, quedando un poco por encima de SungKyu - ¿Estabas huyendo de mí, Hyung?

- ¡No sé de qué hablas! – se sorprendió al descubrir que su voz no se tambaleó ni un poco, sintiéndose orgulloso de sí mismo – No me interesa ser tu San Valentín, lo que hiciste fue – las palabras se ahogaron en su garganta al ver que Nam se acercaba a él, acorralándolo cada vez más.

- ¿Increíble? ¿Inesperado? ¿Grandioso? – dijo el menor, sonriente. Kim trató de tragarse su nerviosismo.

- No. Fue ridículo – respondió, siendo lo más frío posible y comenzó a removerse tratando de quitarse de encima a ese pequeño acosador - ¿Podrías quitarte, por favor? Estamos en un lugar público.

- ¿Así que quieres ir a un lugar más privado, eh?

- ¿Qué? ¡N-no!

Sin más el menor lo colgó en su espalda como un saco de papas y comenzó a caminar en dirección desconocida. Kim maldijo que el menor tuviera la fuerza suficiente como para llevarlo en su espalda. Pataleó tratando de resistirse a ser secuestrado por Nam WooHyun, pero solo consiguió que este lo bajara en un callejón y lo acorralara a una pared. Empezaba a temer por su vida.

- No quiero ser tu Valentín, ¿No puedes entenderlo? – dijo Kim exasperado. Dispuesto a detener la situación.

- No, no lo entiendo, Hyung – el pelinegro lo miró fijamente, serio – el año pasado tú te declaraste, ¿recuerdas?

- ¡Y tú me rechazaste! – protestó.

- ¡No te rechacé! – contraatacó de nuevo el menor – Solo no supe cómo responder y cuando por fin pude pensar con claridad, de repente te alejaste y no supe que hacer.

- No mientas – pidió el chico de cabello acaramelado – no sé por qué quieres hacer esto, pero si sigues mintiendo yo – WooHyun no esperó más para tomar su mentón con delicadeza y acercarse lentamente.

- Tonto Gyu, te estoy diciendo que te amo – susurró contra sus labios para luego comenzar a besarle con una lentitud desesperante. Como si tuviesen todo el tiempo del mundo para aquel beso. Tan suave, tan dulce, tan cálido.

El agradable cosquilleo que se extendió por los nervios de SungKyu no tenía comparación con nada que hubiese sentido antes. De manera tímida, envolvió con sus brazos el cuello del menor que era unos centímetros más bajo que él y se acercó más. En su interior había una indescriptible felicidad que le llenaba por completo y le hizo sentirse vivo. Cuando la falta de oxígeno se hizo presente y ambos se separaron, el momento mágico no se rompió del todo, puesto que se unieron en un abnegado abrazo. Como si con solo aflojarse un poco, el otro se le escaparía para siempre.

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