Capítulo 15

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Lou: Harry.

Lou: HARRY.

Hazz: ¿Qué pasa? ¿Te sientes bien?
¿Necesitas algo?

Lou: Calma me encuentro bien, pero estoy muy aburrido :'(

Hazz: ¿Y?

Lou: Ugh te odio.

Hazz: Era broma.
¿Quieres qué te pase a buscar y vemos una película en mi departamento?

Lou: Por favor, me muero de aburrimiento.

Hazz: En unos momentos estoy allí,
Pastelito.

Dejó su teléfono en la mesita de noche gruñendo por el apodo. Sabía que Harry le gustaba molestarle, así que no le tomo gran importancia. Se levantó con pereza y empezó a cambiarse de ropa. Optó por ponerse unos jeans y un suéter azul. Estaba amando esos suéter se le hacían muy cómodos. Para cuando terminó de vestirse el timbre sonó.

Bajó las escaleras arreglando su cabello, antes de salir se despidió de su madre. Harry lo estaba esperando afuera del coche.

—Hola—saludó—. ¿Estabas ocupado? Si lo estabas, lo siento.

—No lo estaba—dijo cansado él rizado—. Casi acabo despertar.

Era lógico, apenas eran las nueve de la mañana, mayor mente a esa hora seguía durmiendo, pero se levantaba corriendo a vomitar y luego de eso ya no podía conciliar el sueño.

—Nos vamos—preguntó él rizado. Louis asintió.

Le abrió la puerta a Louis siendo caballeroso.

Cuando llegaron al departamento del mayor, Louis se sorprendió un poco por lo organizado y limpio que se encontraba el departamento de Harry. Y él penas le daban ganas de limpiar su cuarto.

—Tienes un bonito departamento—halagó—. ¿Vives sólo?

—Sí—respondió Harry—. ¿Quieres algo de tomar?

Louis negó sentándose en el sillón que se encontraba en la sala, era muy cómodo. Harry tomó el control remoto tomando asiento a lado del castaño.

—¿Seguro qué no quieres algo?—Louis lo pensó estirándose en el sillón.

—¿Tienes chocolate?—Sonrió—, muero por una de chocolate blanco, no mejor helado de galleta—dijo con la aboca hecha agua. Harry rio mirándolo con ternura.

—No tengo helado—El ojiazul hizo un puchero cuando oyó la respuesta del rizado—, pero saldré a comprarlo y de paso voy por una pizza.

—Sí—gimió gustoso y complacido por las atenciones.

Para cuando Harry volvió de comprar se encontró con un Louis dormido en el sillón. Dejó las cosas en la mesa ratonera y se incó al lado de Louis viendo como dormía. Acercó sus manos en la mejilla del castaño acariciándola, inspeccionando las pestañas gruesas que tenia Louis. El castaño se removió abriendo los ojos, Harry se alejó por completo.

—Te quedaste dormido—explicó—. Anda a lavarte las manos para que puedas comer.

—Harry, mi helado—se quejó. El rizado sonrió negando con la cabeza.

—Primero, comes adecuadamente y luego puedes comer todo el helado que quieras

—Hablas como mi madre—bufó levantándose.

Luego de minutos ambos se encontraban viendo una película de risa escogida por Louis. El rizado oía como Louis soltaba pequeña risas.

—Louis—llamó.

—¿Qué pasa?—preguntó sin despegar la vista de la pantalla. En sus manos se encontraba el bote de helado.

—Vente aquí—Palmeó su regazo, Louis lo miró sorprendido—, quiero acariciar tu vientre.

Louis no rechistó y se subió en el regazo del rizado pegando su espalda en el pecho de este y su cabeza la recargo en el hombro de Harry.

—¿Se siente bien?—preguntó cuando escuchó los ligeros ronroneos de parte del castaño y siguió acariciando suavemente el vientre de Louis. Últimamente Harry se estaba enamorando del vientre del castaño y eso que no ha crecido mucho.

—Tus caricias me están dando sueño—murmuró cansado.

—Duerme entonces—comentó Harry.

—No mejor cuéntame algo—respondió volteándose a verlo.

—¿Qué quieres saber?

—¿Antes de esto habías querido tener hijos? —preguntó un poco dudoso no queriendo incomodar a Harry.

—Sí, pero no pensé que tan pronto—respondió siguiendo con las caricias—, pero ahora ya quiero tenerlo entre mis brazos

Louis sonrió ante la respuesta y se pegó lo más posible a Harry. Al rizado no le molestó en lo absoluto.

—¿No tienes miedo? Digo vamos a ser padres primerizos—habló Louis.

—Un poco. No tengas miedo porque me vas a tener a mí y a tu familia. Claro, también contarás con la mía—aclaró con una sonrisa.

Louis recordó la conversación que tuvieron en la Universidad acerca de porque lo molestaba y el rizado había respondido que tenía sus razones, quería saber cuáles eran sus razones.

—¿Cuales eran tus razones para molestarme?—preguntó mirándolo a los ojos. El rizado no comprendió la pregunta cuando salió de los labios del menor, pero luego de segundos relajó su rostro.

—Quería llamar tú atención.

Una Llegada Inesperada  [M- Preg] ಇ LsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora