Fireproof » Louis Tomlinson

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NOTA DE AUTORA: (2020) chiquis, recuerden que la fic la escribí hace mil años, cuando 1D seguía completito, Louis estaba con Eleanor, no tenía hijos, etc. etc. (que tiempos ah?) para contextualizar un poco. Eso, disfruten!

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El shock y el impacto por lo ocurrido no dejaba espacio en mi cabeza para poder pensar claramente. Mi cuerpo se movía netamente guiado por instinto, al tiempo en que mis pensamientos se perdían en las imágenes que acababa de presenciar, como si se tratara de mi peor película de terror.

Las lágrimas caían de mis ojos libremente, mi respiración era agitada y fuerte. Todavía estaba nerviosa, llena de pánico.

Junto a eso, el frío calaba mis huesos, así como empecé a sentir mis prendas más pesadas a medida que se mojaban con la lluvia. Sin embargo, todo eso me parecía irrelevante frente a la experiencia que acababa de vivir, estaba. Estaba más empeñada en encontrar algún consuelo, un desahogo. Necesitaba a mi mejor amigo en el mundo, necesitaba a Louis.

Mis piernas caminaban por inercia, a la mayor velocidad que la temperatura me permitía. Me abracé a mi misma, frotando mis manos contra mi abrigo, buscando calor, con la cabeza gacha, dispuesta a seguir con mi camino.

Y mientras tanto, en mi cabeza surgían las preguntas: ¿Cómo había sido posible que el chico con el que había compartido tanto tiempo me hubiese golpeado?, ¿Cuándo se había convertido en ese monstruo irreconocible? ¿O es que acaso siempre había sido así? Y peor aún: ¿Qué había pasado por mi cabeza cuando me enamoré de él?

Parte de mí no quería creerlo. Parte de mí quería pensar que ese no era el chico que había conocido dos años atrás, justo cuando me había mudado para comenzar con mi nuevo programa radial en Londres, dejando Doncaster en el pasado. Imposible, él no era el mismo rubio dulce y atento de esa época... ¿O acaso todo había sido una farsa? Después de todo, todos me habían advertido que me fuese con cuidado con él, tanto mis padres como Louis y el resto de mis amigos. Muchos lo encontraban irresponsable e inmaduro, y me habían dicho infinitas veces que no era bueno para mí. Por lo. Mismo era que siempre tenía que estar protegiéndolo y dando explicaciones por sus comportamientos, con la esperanza de que yo fuese quien lograra hacerlo sentar cabeza. Desafortunadamente, con el tiempo, y dos años de relación en el camino, comencé a rendirme, a dejar de excusarlo y a darme cuenta de la realidad.

Hacía meses que las discusiones como la de esa noche eran rutina, con la salvedad de que aún no había cruzado el límite de violencia física. Sin embargo, sí que me había llamado de las peores formas posibles, me había levantado la voz innumerables veces, dentro de varias cosas más. Esa noche solamente me preguntaba por qué diablos le había aguantado, por qué había tenido que esperar hasta esa bofetada.

Estaba tan sumida en mi mente, que hasta me sorprendí en el minuto en que alcé la vista, divisando frente a mí el edificio donde vivían actualmente mis amigos. Sonreí de medio lado, agradeciendo que recién la semana pasada. habían regresado de su más reciente gira.

Entré al hall, saludando al conserje, ya familiarizada con este, de modo que ni siquiera tuvo que hacer aviso de mi llegada. Así, subí al ascensor y marqué el último piso. Inevitablemente, me miré de reojo en los espejos de este, percatándome que afortunadamente mi mejilla estaba intacta, sin rastro alguno de la mano de Christopher. Mas mis ojos me delataban, revelando la tragedia en mi semblante.

Bajé del ascensor y caminé por el pasillo hasta la única puerta que daba al lujoso penthouse. Respiré hondo y toqué el timbre dos veces, consciente de que ambos debían estar durmiendo.

Al cabo de unos minutos escuché voces en el interior, murmurando, y un bostezo junto con pasos que poco a poco se acercaban a la puerta, para finalmente abrirla.