Cuando se es novelista, la inspiración es la musa más codiciada. Para Louis, cuyo trabajo de historiador y escritor ha otorgado gran fama y reconocimiento, su musa era la rareza, lo extraño y retorcido, los mitos más antiguos. En busca de la inspira...
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''La noche que le conocí, no estuve seguro de si se trataba de un ángel, o de un demonio. Solo supe que, a partir de entonces, mi alma quedó condenada no encontrar belleza más grande que la suya, ni mi corazón una mejor adicción. ''
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La impaciencia había generado que el viaje se le hiciera tortuosamente largo. El delgado libro que sostenía en sus manos había agotado sus páginas una media hora atrás, haciéndolo lamentar no haber escogido uno más grueso. Era el quinto libro Celta que se leía aquella semana, resultó una interesante mezcla de Criaturas y Seres que dejaron apenas una gota de inspiración en él. A su lado, Niall dormía profundamente, aquel rubio llevaba siendo su aprendiz por más de medio año. En un principio, Louis no estaba muy seguro de que cargar con un novato fuera una idea prudente, pero ese insistente y perseverante muchacho logró convencerlo de lo contrario. Niall tenía aspiraciones de convertirse en un novelista de ficción y horror, era el sobrino de un buen amigo suyo y, además, decía haber sido motivado en gran parte por las obras de Louis y su inusual forma de conseguir la inspiración al visitar los lugares dónde transcurrían sus relatos; poco a poco, el chico consiguió que el escritor aceptara enseñarle cómo se dividía su proceso creativo.
El viaje en avión había sido la peor parte, pero una vez llegaron al suelo de la hermosa Alemania, la cercanía con el lugar destinado era cada vez más corta. Quedaba poco menos de una hora de camino hasta la zona rural dónde Louis quería inspirar su próxima historia, debieron atravesarlo en automóviles rústicos, dado que los caminos eran tradicionalmente de tierra, y pocos vehículos de las ciudades querían transitar por estos.
Unas semanas antes, Louis se había preparado por completo. Averiguó sobre la zona, le pidió a su secretaria que ubicara posadas o cabañas cercanas a los bosques, y un traductor que pudiera serles de ayuda para familiarizarse con las costumbres, y a su vez, hablar con los nativos sobre las leyendas tradicionales de aquellos lugares. Por lo que sabía, pese a todo el tiempo que había transcurrido, y que sin duda el mundo era otro, menos inocente y crédulos, muchos habitantes de aquellas tierras continuaban manteniendo fé sobre esas historias, salvando las leyendas del olvido, aunque fomentando la especulación.
—Si has estado leyendo todo el mes sobre leyendas, mitos y esas cosas, ¿Para qué necesitas preguntarles a los pueblerinos? Mucha información demasiado diversa puede acabar resultan abrumadora a veces ¿No temes perder el enfoque de la historia? —Escuchó preguntar a Niall a su lado.
Para ese momento, se encontraban en los caminos que ascendían hacia los pueblos cercanos. Media hora atrás su guía y traductor les había recibido al bajarse del auto, y ahora debían continuar a pie, cargando únicamente los bolsos viajeros que usarían para acampar el resto de su estadía allí.
—Al contrario, me resulta inspirador. Pocas veces estos libros son escritos por verdaderos creyentes; pues como yo, muchos nos interesamos, recolectamos y plasmamos en papel lo aprendido. —Respondió, ajustando la correa de su mochila. —Pero, cuando escuchas los relatos de la boca de un verdadero nativo, incluso podrías correr el peligro de ser convencido ante la convicción en sus palabras. Me sirve, a veces necesitas creer un poco en tu propia historia, si quieres trasmitir algo.
